Conservadores-restauradores para potenciar intervenciones sostenibles en patrimonio arquitectónico

A partir de los objetivos de desarrollo sostenible marcados para la Agenda 2030, se plantea la necesidad de contribuir en el sector del patrimonio cultural a dichos objetivos globales, mediante un cambio progresivo en el modelo de intervenciones que se llevan a cabo en el patrimonio inmueble. Para alcanzar esa sostenibilidad debemos basarnos en un principio que ya es un viejo conocido de la profesión, la mínima intervención, aunque susceptible de gran subjetividad en la aplicación. Especialmente en el campo arquitectónico, donde en el pasado reciente se buscaba hacer visible la “huella personal” del director del proyecto, en una idea heliocéntrica que aún permanece aunque en menor medida en la actualidad. Por ello en este cambio de paradigma se hace necesaria una dirección interdisciplinaria, donde se compartan métodos y diferente visión entre disciplinas, principalmente la arquitectura, la ingeniería, la arqueología y la conservación-restauración para poder acceder a toda la información y problemática que nos plantea el bien a intervenir para tomar las decisiones más adecuadas. De modo que mediante esta colaboración abierta entre disciplinas, se aumente el conocimiento de las obras, quedando detallado en una mejor documentación. Con esto se optimiza su conservación en el presente y se asegura en el futuro, evitando invasivas intervenciones al margen de la sostenibilidad.