{"title":"El irrealismo en la disciplina Economía (Unrealistic Assumptions in Economics)","authors":"J. Vergés","doi":"10.2139/ssrn.3466129","DOIUrl":null,"url":null,"abstract":"<b>Spanish Abstract:</b> La Economía (o Teoría Económica) ortodoxa o convencional está en gran parte centrada en el entramado de definiciones y marco teórico-neoclásico-matemático que culmina en el paradigma del equilibrio general de mercados competitivos. El conjunto podríamos calificarlo de ‘Modelo estándar’ de la Economía dominante (muy decantada hacia la microeconomía). Y un postulado clave de ésta es, expresado brevemente, el de que «sin intervención alguna por parte de los poderes públicos, el libre mercado en general lleva a que el mercado para cada bien o servicio sea perfectamente competitivo , con empresas eficientes, y en equilibrio. Esto es aplicable a cada bien, servicio o factor. Y el resultado global constituye un óptimo de bienestar social».<br><br>El punto de partida del presente ensayo es subrayar que tal paradigma o modelo económico estándar (MEe) descansa sobre unos supuestos deductivos, aparentemente de carácter técnico. Concretamente una determinada teoría deductiva sobre el funcionamiento de las empresas, la pauta general sobre los rendimientos de escala, la fijación de los precios, y las características de los mercados de bienes y servicios. Lo que se suele etiquetar en los manuales como ‘teoría neoclásica de la producción’ y/o ‘teoría de la empresa’ (‘theory of the firm).<br><br>Y el objetivo principal es mostrar que tales supuestos deductivos, y consecuentemente la teoría explicativa que se deriva de ellos, resultan claramente irreales al ser confrontados con las extensivas evidencias empíricas fácilmente disponibles al respecto. Es decir, que no vienen sustentados por la observación de la realidad de las economías de mercado; presentes e históricas. Y no en cuestiones de detalle o técnicas sino fundamentales. Una constatación que –y este es un punto decisivo– que ya hace tiempo fue ‘denunciada’ por prestigiosos economistas; pero que viene siendo ignorada por la economía dominante. Con la consecuencia de que ésta, el MEe, no explica propiamente la realidad de cómo funciona una economía de mercado basada en empresas privadas; o capitalista. O no la explica bien para la inmensa mayoría de los casos, bienes, sectores o mercados. <br><br>El problema adicional es que esa ‘deficiencia científica’ tiene consecuencias más allá de la Economía. Se trata de algo más que una pura cuestión teórica: Ese MEe (Análisis Económico, centrado en microeconomía, para precisar más) que lleva al postulado resumido arriba, se toma regularmente como marco conceptual de referencia para debatir y definir medidas de política económica. Y en la arena política el neoliberalismo se apoya en ese postulado para defender sus principios de no (o mínima) intervención de los gobiernos en la economía, de no (o mínima) regulación de los mercados, y, en definitiva, para defender lo que está detrás de la conocida máxima de ‘cuanto menos Estado mejor’: mínimo gasto público, mínimos impuestos. <br><br><b>English Abstract:</b> Mainstream or orthodox economics (or economic theory) is largely centered on the intricate web of definitions and theoretical-neoclassical-mathematical framework that culminates in the paradigm of the ‘general equilibrium of competitive markets’. The whole could be described as the 'standard model' in orthodox economics (very much dominated by microeconomics). And a key and well known postulate of this is, briefly expressed, that «without any intervention by public authorities, overall free market conditions makes that the market for any good or service be perfectly competitive, served by many efficient undertakings, and in equilibrium. That applies for all products, services and factors in the economy. And the overall outcome is a social optimum of economic well being»<br><br>The starting point of the present essay is to underline that such a paradigm or standard economic model (SEM) rests on some deductive assumptions, apparently of a technical nature. Specifically a particular deductive theory on the enterprises’ workings, the general pattern of returns-to-scale in production, pricing, and the structure of markets. What is often labeled in textbooks as 'neoclassical theory of production' and/or 'theory of the firm'. <br><br>And the main objective here is to show that such deductive assumptions, and therefore the derived explanatory theory, are clearly unrealistic when confronted with the available extensive empirical evidences in this regard. In other words, these assumptions are not supported by the observation of the real economic life of market economies; present and historical ones. And that regarding not technicalities or matters of detail but fundamental issues. A finding that – and this is a turning point – has long since been 'denounced' by prestigious economists; but that has been ignored by the mainstream economics. With the consequence that the SEM does not properly explain the reality of how a market economy based on private companies (or capitalist) works. Or it doesn't explain it well for the vast majority of cases, goods, sectors or markets.<br><br>The additional problem is that this 'scientific deficiency' has consequences beyond Economics. This is more than just a theoretical question: This SEM (economic analysis, focused on microeconomics, to be more precise) that leads to the postulated above, is regularly taken as a conceptual framework of reference for discussing and defining economic policy measures. And in the political arena, neoliberalism relies on that postulate to defend its principles of non-(or minimal) government intervention in the economy, of not (or minimal) regulation of markets; and, ultimately, to defend what is behind the well-known maxim of 'the less State, the better: minimum public spending, minimum taxes’.","PeriodicalId":226815,"journal":{"name":"Philosophy & Methodology of Economics eJournal","volume":"6 11 1","pages":"0"},"PeriodicalIF":0.0000,"publicationDate":"2019-10-08","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":"0","resultStr":null,"platform":"Semanticscholar","paperid":null,"PeriodicalName":"Philosophy & Methodology of Economics eJournal","FirstCategoryId":"1085","ListUrlMain":"https://doi.org/10.2139/ssrn.3466129","RegionNum":0,"RegionCategory":null,"ArticlePicture":[],"TitleCN":null,"AbstractTextCN":null,"PMCID":null,"EPubDate":"","PubModel":"","JCR":"","JCRName":"","Score":null,"Total":0}
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Abstract
Spanish Abstract: La Economía (o Teoría Económica) ortodoxa o convencional está en gran parte centrada en el entramado de definiciones y marco teórico-neoclásico-matemático que culmina en el paradigma del equilibrio general de mercados competitivos. El conjunto podríamos calificarlo de ‘Modelo estándar’ de la Economía dominante (muy decantada hacia la microeconomía). Y un postulado clave de ésta es, expresado brevemente, el de que «sin intervención alguna por parte de los poderes públicos, el libre mercado en general lleva a que el mercado para cada bien o servicio sea perfectamente competitivo , con empresas eficientes, y en equilibrio. Esto es aplicable a cada bien, servicio o factor. Y el resultado global constituye un óptimo de bienestar social».
El punto de partida del presente ensayo es subrayar que tal paradigma o modelo económico estándar (MEe) descansa sobre unos supuestos deductivos, aparentemente de carácter técnico. Concretamente una determinada teoría deductiva sobre el funcionamiento de las empresas, la pauta general sobre los rendimientos de escala, la fijación de los precios, y las características de los mercados de bienes y servicios. Lo que se suele etiquetar en los manuales como ‘teoría neoclásica de la producción’ y/o ‘teoría de la empresa’ (‘theory of the firm).
Y el objetivo principal es mostrar que tales supuestos deductivos, y consecuentemente la teoría explicativa que se deriva de ellos, resultan claramente irreales al ser confrontados con las extensivas evidencias empíricas fácilmente disponibles al respecto. Es decir, que no vienen sustentados por la observación de la realidad de las economías de mercado; presentes e históricas. Y no en cuestiones de detalle o técnicas sino fundamentales. Una constatación que –y este es un punto decisivo– que ya hace tiempo fue ‘denunciada’ por prestigiosos economistas; pero que viene siendo ignorada por la economía dominante. Con la consecuencia de que ésta, el MEe, no explica propiamente la realidad de cómo funciona una economía de mercado basada en empresas privadas; o capitalista. O no la explica bien para la inmensa mayoría de los casos, bienes, sectores o mercados.
El problema adicional es que esa ‘deficiencia científica’ tiene consecuencias más allá de la Economía. Se trata de algo más que una pura cuestión teórica: Ese MEe (Análisis Económico, centrado en microeconomía, para precisar más) que lleva al postulado resumido arriba, se toma regularmente como marco conceptual de referencia para debatir y definir medidas de política económica. Y en la arena política el neoliberalismo se apoya en ese postulado para defender sus principios de no (o mínima) intervención de los gobiernos en la economía, de no (o mínima) regulación de los mercados, y, en definitiva, para defender lo que está detrás de la conocida máxima de ‘cuanto menos Estado mejor’: mínimo gasto público, mínimos impuestos.
English Abstract: Mainstream or orthodox economics (or economic theory) is largely centered on the intricate web of definitions and theoretical-neoclassical-mathematical framework that culminates in the paradigm of the ‘general equilibrium of competitive markets’. The whole could be described as the 'standard model' in orthodox economics (very much dominated by microeconomics). And a key and well known postulate of this is, briefly expressed, that «without any intervention by public authorities, overall free market conditions makes that the market for any good or service be perfectly competitive, served by many efficient undertakings, and in equilibrium. That applies for all products, services and factors in the economy. And the overall outcome is a social optimum of economic well being»
The starting point of the present essay is to underline that such a paradigm or standard economic model (SEM) rests on some deductive assumptions, apparently of a technical nature. Specifically a particular deductive theory on the enterprises’ workings, the general pattern of returns-to-scale in production, pricing, and the structure of markets. What is often labeled in textbooks as 'neoclassical theory of production' and/or 'theory of the firm'.
And the main objective here is to show that such deductive assumptions, and therefore the derived explanatory theory, are clearly unrealistic when confronted with the available extensive empirical evidences in this regard. In other words, these assumptions are not supported by the observation of the real economic life of market economies; present and historical ones. And that regarding not technicalities or matters of detail but fundamental issues. A finding that – and this is a turning point – has long since been 'denounced' by prestigious economists; but that has been ignored by the mainstream economics. With the consequence that the SEM does not properly explain the reality of how a market economy based on private companies (or capitalist) works. Or it doesn't explain it well for the vast majority of cases, goods, sectors or markets.
The additional problem is that this 'scientific deficiency' has consequences beyond Economics. This is more than just a theoretical question: This SEM (economic analysis, focused on microeconomics, to be more precise) that leads to the postulated above, is regularly taken as a conceptual framework of reference for discussing and defining economic policy measures. And in the political arena, neoliberalism relies on that postulate to defend its principles of non-(or minimal) government intervention in the economy, of not (or minimal) regulation of markets; and, ultimately, to defend what is behind the well-known maxim of 'the less State, the better: minimum public spending, minimum taxes’.