{"title":"Sucesión y renovación del cuerpo de la monarquía: las representaciones de Felipe V y la familia real en Nueva España durante la Guerra de Sucesión","authors":"Frances L. Ramos, Iván Escamilla González","doi":"10.1080/10609164.2022.2104037","DOIUrl":null,"url":null,"abstract":"Carlos II de España murió el 1 de noviembre de 1700. En marzo de 1701 un navío arribó a Nueva España llevando no solo la cédula con la noticia de su fallecimiento, sino también al nuevo rey español, ‘si no en el original, en su real copia.’ De hecho el navío de aviso había traído lo que una relación impresa de la época describió como finos retratos grabados del rey (Mendieta Rebollo 1701, 2). Estos sirvieron a sus súbditos como una primera presentación del primer Borbón de España. De conformidad con el propósito del abuelo del nuevo rey, el monarca francés Luis XIV, quien parece haber buscado que la última voluntad de Carlos II expresada en su testamento se materializase a través de la imagen del joven príncipe francés, se procuró que la noticia de la sucesión circulase por las Indias acompañada de buenos ejemplares de su retrato (Navarro García 1979, 132–35). Menos de un mes después, otra imagen del rey se ofreció a la veneración de los súbditos, pero esta vez se trataba de una semejanza de la persona regia de naturaleza espectacular. Como si se tratase del telón de un teatro, listo para una gran representación, un rico dosel ornado de ‘recamados, y bordaduras, y debajo una Corona grande de Oro sentada sobre dos mundos,’ acompañado a los lados de dos esculturas que alegorizaban a Castilla y a las Indias con sus atavíos tradicionales, se colocó detrás de un tablado con asientos dispuestos para las principales autoridades del reino bajo el balcón principal del palacio virreinal en la ciudad de México. Todo este ‘aparato’ se había levantado para dar lugar ante él a la solemne ceremonia en la plaza mayor de México durante la cual los súbditos novohispanos habrían de cumplir con el tradicional ritual de la ‘jura’ por aclamación de Felipe V como nuevo monarca de España y de las Indias. Era habitual que en el dosel del tablado ante el que se celebraba la jura se colocase sobre un trono receptor la efigie real, pero las circunstancias peculiares de ese momento—nada menos que la inauguración de una nueva dinastía en el trono hispánico— convencieron a los organizadores del acto de la necesidad de hacer un esfuerzo especial que acrecentase entre los asistentes el sentimiento de presencia del soberano. Así, ‘en el más eminente lugar,’ es decir, sobre el propio balcón central del palacio, se colocó un aparato especial que producía la ilusión de las gradas de un trono, y sobre él, dándole un realce aún mayor, el retrato del monarca, pintado por Juan Rodríguez Juárez (1675–1728), joven y","PeriodicalId":44336,"journal":{"name":"Colonial Latin American Review","volume":"31 1","pages":"381 - 410"},"PeriodicalIF":0.5000,"publicationDate":"2022-07-03","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":"1","resultStr":null,"platform":"Semanticscholar","paperid":null,"PeriodicalName":"Colonial Latin American Review","FirstCategoryId":"1085","ListUrlMain":"https://doi.org/10.1080/10609164.2022.2104037","RegionNum":2,"RegionCategory":"历史学","ArticlePicture":[],"TitleCN":null,"AbstractTextCN":null,"PMCID":null,"EPubDate":"","PubModel":"","JCR":"Q1","JCRName":"HISTORY","Score":null,"Total":0}
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Abstract
Carlos II de España murió el 1 de noviembre de 1700. En marzo de 1701 un navío arribó a Nueva España llevando no solo la cédula con la noticia de su fallecimiento, sino también al nuevo rey español, ‘si no en el original, en su real copia.’ De hecho el navío de aviso había traído lo que una relación impresa de la época describió como finos retratos grabados del rey (Mendieta Rebollo 1701, 2). Estos sirvieron a sus súbditos como una primera presentación del primer Borbón de España. De conformidad con el propósito del abuelo del nuevo rey, el monarca francés Luis XIV, quien parece haber buscado que la última voluntad de Carlos II expresada en su testamento se materializase a través de la imagen del joven príncipe francés, se procuró que la noticia de la sucesión circulase por las Indias acompañada de buenos ejemplares de su retrato (Navarro García 1979, 132–35). Menos de un mes después, otra imagen del rey se ofreció a la veneración de los súbditos, pero esta vez se trataba de una semejanza de la persona regia de naturaleza espectacular. Como si se tratase del telón de un teatro, listo para una gran representación, un rico dosel ornado de ‘recamados, y bordaduras, y debajo una Corona grande de Oro sentada sobre dos mundos,’ acompañado a los lados de dos esculturas que alegorizaban a Castilla y a las Indias con sus atavíos tradicionales, se colocó detrás de un tablado con asientos dispuestos para las principales autoridades del reino bajo el balcón principal del palacio virreinal en la ciudad de México. Todo este ‘aparato’ se había levantado para dar lugar ante él a la solemne ceremonia en la plaza mayor de México durante la cual los súbditos novohispanos habrían de cumplir con el tradicional ritual de la ‘jura’ por aclamación de Felipe V como nuevo monarca de España y de las Indias. Era habitual que en el dosel del tablado ante el que se celebraba la jura se colocase sobre un trono receptor la efigie real, pero las circunstancias peculiares de ese momento—nada menos que la inauguración de una nueva dinastía en el trono hispánico— convencieron a los organizadores del acto de la necesidad de hacer un esfuerzo especial que acrecentase entre los asistentes el sentimiento de presencia del soberano. Así, ‘en el más eminente lugar,’ es decir, sobre el propio balcón central del palacio, se colocó un aparato especial que producía la ilusión de las gradas de un trono, y sobre él, dándole un realce aún mayor, el retrato del monarca, pintado por Juan Rodríguez Juárez (1675–1728), joven y
期刊介绍:
Colonial Latin American Review (CLAR) is a unique interdisciplinary journal devoted to the study of the colonial period in Latin America. The journal was created in 1992, in response to the growing scholarly interest in colonial themes related to the Quincentenary. CLAR offers a critical forum where scholars can exchange ideas, revise traditional areas of inquiry and chart new directions of research. With the conviction that this dialogue will enrich the emerging field of Latin American colonial studies, CLAR offers a variety of scholarly approaches and formats, including articles, debates, review-essays and book reviews.