{"title":"Daidokoro Monogatari: historias de la casa japonesa desde la cocina","authors":"Noemí Gómez Lobo, Diego Martín Sánchez","doi":"10.20868/cpa.2021.11.4821","DOIUrl":null,"url":null,"abstract":"ResumenContar una historia (monogatari) sobre la cocina japonesa conlleva inevitablemente una reflexión sobre la tipología arquitectónica más célebre del país: la casa unifamiliar. Después de la Segunda Guerra Mundial, la vivienda unifamiliar se convirtió en la unidad básica que conformó el paisaje urbano japonés. El rápido crecimiento económico dio lugar a un claro patrón no sólo en el mercado de la vivienda, sino también en la composición familiar. Influenciados por modelos occidentales, los roles de género convencionales se encarnaron en el hombre asalariado (salaryman), relacionado con los centros corporativos, y el ama de casa a tiempo completo (sengyō shufu), asociada al espacio doméstico. Entre todas las piezas habitacionales, la cocina era la más clara en su premisa: el lugar donde la mujer cocina. Esta construcción social estaba codificada en su articulación espacial, ya que solía estar aislada del resto de las habitaciones, posicionada en el fondo de la casa. Las arquitectas y arquitectos japoneses han desafiado estas convenciones mediante diseños de casas radicales, a menudo elogiadas por su pequeñez, blancura y ligereza. Sin embargo, resulta necesario ir más allá de esta ‘fetichización’ para evaluar estas propuestas conforme a las relaciones que plantean. Sus atrevidos diseños no sólo son innovadores en términos formales, sino que van más allá, subvirtiendo las nociones normativas de domesticidad y sugiriendo diversas ‘performatividades’ en la arquitectura. La cocina es a menudo el lugar donde la experimentación es más evidente, materializando ingeniosos conceptos en los modos de habitar. Las cuestiones relativas a la tecnología, la economía y, sobre todo, el género se despliegan en este lugar de trabajo doméstico. Conectada o aislada, visible u oculta, la cocina cristaliza las relaciones de poder a través de acciones arquitectónicas. Desde una perspectiva crítica de género, este artículo aborda las casas japonesas desde el siglo XX hasta la actualidad, mostrando diversas estrategias y exponiendo aquellos principios arquitectónicos y convenciones sociales contra los que se rebelan. Estas casas fomentan la creación de realidades alternativas, trastocando las ideas preconcebidas de lo que es una cocina, una casa o una familia.AbstractTelling a story (monogatari) about the Japanese kitchen inevitably entails reflecting on the most celebrated architectural typology in the country, the detached house. After World War II, it became the basic unit that shaped the Japanese urban landscape. Rapid economic growth resulted in a clear pattern not only in the housing market but also in family composition. Influenced by western models, conventional gender roles were embodied in the breadwinner (salaryman), related to corporate centers, and the full-time homemaker (sengyō shufu), associated with the domestic space. Among all the rooms, the kitchen was the clearest in its premise: the place where the wife cooks. This gender construct was encoded in its spatial articulation, with the kitchen being hidden from the rest of the house and usually occupying a dead-end position. Japanese architects have challenged these conventions through radical house designs, often praised for their smallness, whiteness, and lightness. However, it is necessary to go beyond this ‘fetishization’ to evaluate these proposals for the relationships they pose. Their bold designs are not only ground-breaking in formal terms but go further, subverting normative notions of domesticity and suggesting alternative gender ‘performativities’ in architecture. The kitchen is often the site of the most outstanding experimentation, materializing inventive concepts of living. Questions concerning technology, economy, and above all, gender unfold in this domestic workplace. If connected or isolated, visible or hidden, it materializes power relations through architectural actions. From a critical gender perspective, this article takes Japanese houses from the 20th century to the present day, showing diverse strategies and exposing those architectural principles and social conventions against which they rebel. These houses foster the creation of alternative realities, disrupting preconceived ideas of what is a kitchen, what is a house, or what is a family.","PeriodicalId":30317,"journal":{"name":"Cuadernos de Proyectos Arquitectonicos","volume":" ","pages":""},"PeriodicalIF":0.1000,"publicationDate":"2021-12-27","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":"0","resultStr":null,"platform":"Semanticscholar","paperid":null,"PeriodicalName":"Cuadernos de Proyectos Arquitectonicos","FirstCategoryId":"1085","ListUrlMain":"https://doi.org/10.20868/cpa.2021.11.4821","RegionNum":0,"RegionCategory":null,"ArticlePicture":[],"TitleCN":null,"AbstractTextCN":null,"PMCID":null,"EPubDate":"","PubModel":"","JCR":"0","JCRName":"ARCHITECTURE","Score":null,"Total":0}
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Abstract
ResumenContar una historia (monogatari) sobre la cocina japonesa conlleva inevitablemente una reflexión sobre la tipología arquitectónica más célebre del país: la casa unifamiliar. Después de la Segunda Guerra Mundial, la vivienda unifamiliar se convirtió en la unidad básica que conformó el paisaje urbano japonés. El rápido crecimiento económico dio lugar a un claro patrón no sólo en el mercado de la vivienda, sino también en la composición familiar. Influenciados por modelos occidentales, los roles de género convencionales se encarnaron en el hombre asalariado (salaryman), relacionado con los centros corporativos, y el ama de casa a tiempo completo (sengyō shufu), asociada al espacio doméstico. Entre todas las piezas habitacionales, la cocina era la más clara en su premisa: el lugar donde la mujer cocina. Esta construcción social estaba codificada en su articulación espacial, ya que solía estar aislada del resto de las habitaciones, posicionada en el fondo de la casa. Las arquitectas y arquitectos japoneses han desafiado estas convenciones mediante diseños de casas radicales, a menudo elogiadas por su pequeñez, blancura y ligereza. Sin embargo, resulta necesario ir más allá de esta ‘fetichización’ para evaluar estas propuestas conforme a las relaciones que plantean. Sus atrevidos diseños no sólo son innovadores en términos formales, sino que van más allá, subvirtiendo las nociones normativas de domesticidad y sugiriendo diversas ‘performatividades’ en la arquitectura. La cocina es a menudo el lugar donde la experimentación es más evidente, materializando ingeniosos conceptos en los modos de habitar. Las cuestiones relativas a la tecnología, la economía y, sobre todo, el género se despliegan en este lugar de trabajo doméstico. Conectada o aislada, visible u oculta, la cocina cristaliza las relaciones de poder a través de acciones arquitectónicas. Desde una perspectiva crítica de género, este artículo aborda las casas japonesas desde el siglo XX hasta la actualidad, mostrando diversas estrategias y exponiendo aquellos principios arquitectónicos y convenciones sociales contra los que se rebelan. Estas casas fomentan la creación de realidades alternativas, trastocando las ideas preconcebidas de lo que es una cocina, una casa o una familia.AbstractTelling a story (monogatari) about the Japanese kitchen inevitably entails reflecting on the most celebrated architectural typology in the country, the detached house. After World War II, it became the basic unit that shaped the Japanese urban landscape. Rapid economic growth resulted in a clear pattern not only in the housing market but also in family composition. Influenced by western models, conventional gender roles were embodied in the breadwinner (salaryman), related to corporate centers, and the full-time homemaker (sengyō shufu), associated with the domestic space. Among all the rooms, the kitchen was the clearest in its premise: the place where the wife cooks. This gender construct was encoded in its spatial articulation, with the kitchen being hidden from the rest of the house and usually occupying a dead-end position. Japanese architects have challenged these conventions through radical house designs, often praised for their smallness, whiteness, and lightness. However, it is necessary to go beyond this ‘fetishization’ to evaluate these proposals for the relationships they pose. Their bold designs are not only ground-breaking in formal terms but go further, subverting normative notions of domesticity and suggesting alternative gender ‘performativities’ in architecture. The kitchen is often the site of the most outstanding experimentation, materializing inventive concepts of living. Questions concerning technology, economy, and above all, gender unfold in this domestic workplace. If connected or isolated, visible or hidden, it materializes power relations through architectural actions. From a critical gender perspective, this article takes Japanese houses from the 20th century to the present day, showing diverse strategies and exposing those architectural principles and social conventions against which they rebel. These houses foster the creation of alternative realities, disrupting preconceived ideas of what is a kitchen, what is a house, or what is a family.