La dificultad de la aceptación social de un delito de lesa humanidad Genocide

El juicio por el genocidio del pueblo Ixil contra Efraín Rios Mont, ex presidente de facto de la República de Guatemala, despertó tantas pasiones que es imposible hacer un análisis del mismo, sin caer en uno u el otro bando. Estan visceral que si el tema sale en una conversación la misma se transforma en una barra de pelea, aún si los interlocutores están de acuerdo en su postura, siempre esa charla terminará mal, porque encrespa a sus participantes y rompe la armonía que se tenía previo a que apareciera como tema de discusión sobre la mesa. La prensa en general y las y los comentaristas en particular, han logrado que se instale en el ideario de la opinión pública la idea que gracias al ejército Guatemala se liberó del comunismo, esto como herencia del discurso acuñado en la contrarrevolución de1954, por lo que sus adherentes son la inmensa mayoría de la población y pocas voces críticas señalan esta particularidad de la sociedad guatemalteca, pero al analizar lo que sucede en la opinión pública con el tema del juicio por genocidio, salen a la luz estas tendencias que acaparan el ambiente en todas las clases sociales, aún en los pueblos no ladinos que se dividen por la influencia de la cultura dominante y aspiran a equipararse como tal.