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Por un lado, el ocio como extensión del trabajo, convirtiéndose el primero en el nuevo opio del pueblo. Por otro lado, el papel que la publicidad desempeña en las sociedades, que ayuda a mantener la distancia entre lo que somos y lo que queremos ser, así como convertir la elección de consumo en un sustitutivo de la democracia. Por último, la obligación de estar al día, repetir mecánicamente las palabras que todos pronuncian y, en definitiva, hacer lo que todos hacen, muestra la capacidad de exclusión social de la industria cultural de aquellas personas que no se someten al sistema hegemónico. También se tendrán en cuenta los cambios producidos en los últimos años, en los que el neoliberalismo ha hecho todo lo posible por propagar un arte social, incluso crítico, consiguiendo convertir estas prácticas, que anteriormente podíamos considerar disidentes, en inofensivas para el sistema, lo que Alberto Santamaría ha catalogado como “alta cultura descafeinada”, y que haría referencia a los mecanismos de absorción y asimilación que el capitalismo posee. No obstante, frente a este poder cuasi omnicomprensivo que desempeña la industria cultural, el propio arte será el que nos dé algunas herramientas para combatir al sistema dominante. Si el arte supone una crítica de lo existente, podrá mostrarnos aquello que todavía no es, pero puede llegar a ser. Esto es, mostraremos la función del arte como herramienta crítica frente al orden hegemónico, abriendo nuevas vías y caminos intransitados; en definitiva, su capacidad para, como refiere Eduardo Galeano en “La función del arte/1”, ayudarnos a mirar, tanto lo que ya es como lo que puede llegar a ser. ","PeriodicalId":143738,"journal":{"name":"Libro de actas. IV Congreso Internacional Estética y Política: Poéticas del desacuerdo para una democracia plural","volume":null,"pages":null},"PeriodicalIF":0.0000,"publicationDate":"2019-10-30","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":"0","resultStr":"{\"title\":\"La función política del arte a través de la industria cultural.\",\"authors\":\"Camilo Segura Moreno\",\"doi\":\"10.4995/cep4.2019.10504\",\"DOIUrl\":null,\"url\":null,\"abstract\":\"El término industria cultural nos remite directamente tanto a elementos estéticos como políticos. 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摘要
“文化产业”一词直接指的是美学和政治因素。19世纪和20世纪发生的物质变化导致了艺术生产和接受方式的质的变化。与沃尔特·本杰明(Walter Benjamin)等支持这些变化的立场相反,阿多诺和霍克海默批评了文化产业对社会的政治和社会影响。正如我们在启蒙运动的辩证法中所读到的,这些新的艺术方法是资本主义制度的一部分,资本主义制度拒绝利用技术来解决诸如消除饥饿等社会问题。在这一分析的基础上,我们打算展示三个基本的政治结果,这将使我们更好地理解美学和政治之间的关系。一方面,休闲是劳动的延伸,前者成为人民的新鸦片。另一方面,广告在社会中所扮演的角色,它有助于保持我们是什么和我们想成为什么之间的距离,并使消费选择成为民主的替代品。最后,紧跟潮流的义务,机械地重复每个人说的话,并最终做每个人都在做的事情,表明了社会排斥那些不屈服于霸权体系的人的文化产业的能力。还应考虑到近年来变化,在新自由主义已经尽力为社会传播艺术,甚至危急,也把这种做法,认为我们以前持不同政见者,在系统无害,他对阿尔贝托santamaria归类为“高descafeinada文化”,谁又能吸收和同化提到机制对资本主义所拥有。然而,面对文化产业所扮演的几乎包罗万象的力量,艺术本身将为我们提供一些对抗主导体系的工具。如果艺术是对现有事物的批判,它可以向我们展示尚未存在但可以成为存在的事物。也就是说,我们将展示艺术作为对抗霸权秩序的批判工具的功能,开辟新的道路和未被探索的道路;简而言之,正如爱德华多·加莱亚诺(Eduardo Galeano)在《艺术的功能/1》(the功能of art /1)中所提到的,它的能力帮助我们看到已经存在的和可能成为的。
La función política del arte a través de la industria cultural.
El término industria cultural nos remite directamente tanto a elementos estéticos como políticos. Los cambios materiales que tuvieron lugar en el siglo XIX y XX produjeron un cambio cualitativo en la forma de producir y recibir arte. Frente a algunas posiciones más favorables a estos cambios, como la de Walter Benjamin, Adorno y Horkheimer criticaron los efectos políticos y sociales que esta industria cultural tienen para las sociedades. Como leemos en Dialéctica de la Ilustración, estos nuevos métodos artísticos forman parte del mismo sistema capitalista que rechaza aprovechar la técnica para cuestiones sociales como acabar con el hambre. Partiendo de este análisis, pretendemos mostrar tres consecuencias políticas fundamentales que nos permitirán entender mejor la relación entre estética y política. Por un lado, el ocio como extensión del trabajo, convirtiéndose el primero en el nuevo opio del pueblo. Por otro lado, el papel que la publicidad desempeña en las sociedades, que ayuda a mantener la distancia entre lo que somos y lo que queremos ser, así como convertir la elección de consumo en un sustitutivo de la democracia. Por último, la obligación de estar al día, repetir mecánicamente las palabras que todos pronuncian y, en definitiva, hacer lo que todos hacen, muestra la capacidad de exclusión social de la industria cultural de aquellas personas que no se someten al sistema hegemónico. También se tendrán en cuenta los cambios producidos en los últimos años, en los que el neoliberalismo ha hecho todo lo posible por propagar un arte social, incluso crítico, consiguiendo convertir estas prácticas, que anteriormente podíamos considerar disidentes, en inofensivas para el sistema, lo que Alberto Santamaría ha catalogado como “alta cultura descafeinada”, y que haría referencia a los mecanismos de absorción y asimilación que el capitalismo posee. No obstante, frente a este poder cuasi omnicomprensivo que desempeña la industria cultural, el propio arte será el que nos dé algunas herramientas para combatir al sistema dominante. Si el arte supone una crítica de lo existente, podrá mostrarnos aquello que todavía no es, pero puede llegar a ser. Esto es, mostraremos la función del arte como herramienta crítica frente al orden hegemónico, abriendo nuevas vías y caminos intransitados; en definitiva, su capacidad para, como refiere Eduardo Galeano en “La función del arte/1”, ayudarnos a mirar, tanto lo que ya es como lo que puede llegar a ser.