unidad de los sacramentos de iniciación a la vida cristiana

Desde el Concilio Vaticano II, con la recuperación del catecumenato, y el camino teológico-pastoral de la Iglesia, desde finales del siglo XIX hasta nuestros días, los procesos de Iniciación a la Vida Cristiana han estado en el centro de la reflexión pastoral. De este modo, la catequesis forma parte de la tarea evangelizadora de la Iglesia, ampliando su campo de acción. ¿Cómo podemos entender hoy la catequesis mistagógica dentro de una experiencia fragmentada de los sacramentos de la Iniciación a la Vida Cristiana? Reflexionar sobre la necesidad de una comprensión pastoral del significado unitario de los sacramentos de la Iniciación a la Vida Cristiana puede contribuir a una renovación de la catequesis en el contexto celebrativo-mistagógico. La inspiración catecumenal lleva a comprender que nos convertimos, a través del bautismo, en hijos del Padre, en el Hijo, en la unción del Espíritu, para participar de una comunión eucarística, que es la centralidad de la vida cristiana, mucho más allá de una experiencia ritual. Esta centralidad implica una manera de vivir el misterio del amor de Dios, testimoniándolo en el mundo. La catequesis mistagógica nos pone en contacto con la celebración como espacio que conduce a este misterio de amor.