La religión al servicio de la política. Tres eclesiásticos en la independencia de la Nueva Granada, 1810-1816.

La Independencia representó la ruptura política y social con el estamento de la monarquía española. Como integrante de esta sociedad, la Iglesia no fue ajena a los embates del trastorno político de inicios del siglo XIX. De hecho, su toma de partido en el acontecimiento tuvo grandes repercusiones, pues esta era la institución con mayor poder e influencia sobre la sociedad neogranadina. Con el regreso al trono de Fernando VIII, se inició la empresa de Reconquista, encargada de recuperar los territorios americanos que se habían independizado del gobierno español. El ejército expedicionario de Tierra Firme, en cabeza de Pablo Morillo desembarcó en el Virreinato neogranadino, sitió ciudades, combatió rebeldes, retomó territorios y sojuzgo a todo aquel que hubiese sido participe de la causa rebelde. Con su llegada, se establecieron tres consejos para juzgar a los partidarios de la causa revolucionaria: el consejo de guerra, de purificación y la junta de secuestros. El objetivo del presente escrito es precisamente identificar y exponer la participación de tres curas de la Nueva Granada durante la Independencia, precisamente a partir de los informes rendidos a los tribunales establecidos por la Reconquista, y así demostrar la característica participación de los clérigos en el proceso.