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La derrota inglesa de la flota española en Cabo Passaro en agosto de 1718 amenazó con convertirse en una guerra más general comparable a la Guerra de Sucesión española. Sin embargo, Felipe V no pudo encontrar aliados ni incitar a la revuelta en Gran Bretaña y Francia. El conflicto se limitó a unos pocos teatros y participantes y finalizó con la incorporación de Felipe V a la Cuádruple Alianza a principios de 1720. El episodio arroja importantes luces sobre las prioridades españolas, sobre el estado «fiscal-militar» y sobre el funcionamiento del sistema internacional en el secuelas de la Guerra de Sucesión española un período en el que las aspiraciones revanchistas de Felipe V se encontraban entre las más graves amenazas a la paz en Europa. 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