{"title":"Fisiología del crecimiento","authors":"Arlan L. Rosenbloom","doi":"10.1159/000151261","DOIUrl":null,"url":null,"abstract":"El crecimiento humano es un proceso dinámico y complejo que comienza con la fertilización del óvulo y se completa con la fusión de las epífisis y las metáfisis de los huesos largos, que caracteriza la terminación de la adolescencia. El crecimiento ocurre en fases, con características distintivas en términos de influencias dominantes derivadas de factores y patrones genéticos, ambientales/nutricionales y hormonales. El crecimiento prenatal es la fase más dramática, dado que alcanza una velocidad que nunca más llegará a igualarse. Se halla predominantemente bajo la influencia del tamaño materno y el estado nutricional, con escasa influencia de la genética parental. Aunque los factores de crecimiento de tipo insulínico (FCI) y la insulina son críticos, no ocurre lo mismo con la hormona tiroidea y la hormona del crecimiento (HC). La lactancia es un periodo en el cual el ritmo de crecimiento cambia rápidamente, desde 20 cm/año durante los primeros meses hasta 10 a 12 cm/año al año de edad. Esta fase depende en gran medida de la herencia genética, con un ajuste frecuente a un percentil apropiado; también depende de la hormona tiroidea, secreción y acción normal de la HC (es decir, estimulación de la síntesis de FCI-1 en el hígado y fomento de la diferenciación de los condrocitos y la secreción local de FCI-1). El crecimiento en el segundo año promedia entre 10 a 13 cm/año, y en el tercer año 7,5 a 10 cm/año y, de alli en adelante, se estabiliza en 5 a 6 cm/año, dependiendo continuamente de la secreción y la acción normales de la hormona tiroidea y la HC. La relajación de la supresión del eje de las gonadotropinas hipotalámicas, con un incremento lento de la producción de hormonas sexuales, marca el inicio de la adolescencia, que se asocia a un brote de crecimiento resultante del incremento de la producción de insulina, HC y FCI-1, además de la oleada de hormonas sexuales. Durante los últimos 150 años, las influencias ambientales sobre el crecimiento se reflejan en tendencias seculares. Se han descrito innumerables productos génicos que actúan sobre la placa de crecimiento. Además, la descripción de factores de diferenciación hipofisaria y su control genético, así como la identificación de los genes que controlan múltiples etapas en las acciones hormonales clave, están incrementando el conocimiento de la interacción compleja de la genética, el entorno y el medio hormonal en el proceso del crecimiento.","PeriodicalId":166535,"journal":{"name":"Annales Nestlé (Ed. española)","volume":"8 1","pages":"0"},"PeriodicalIF":0.0000,"publicationDate":"2008-10-01","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":"6","resultStr":null,"platform":"Semanticscholar","paperid":null,"PeriodicalName":"Annales Nestlé (Ed. española)","FirstCategoryId":"1085","ListUrlMain":"https://doi.org/10.1159/000151261","RegionNum":0,"RegionCategory":null,"ArticlePicture":[],"TitleCN":null,"AbstractTextCN":null,"PMCID":null,"EPubDate":"","PubModel":"","JCR":"","JCRName":"","Score":null,"Total":0}
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Abstract
El crecimiento humano es un proceso dinámico y complejo que comienza con la fertilización del óvulo y se completa con la fusión de las epífisis y las metáfisis de los huesos largos, que caracteriza la terminación de la adolescencia. El crecimiento ocurre en fases, con características distintivas en términos de influencias dominantes derivadas de factores y patrones genéticos, ambientales/nutricionales y hormonales. El crecimiento prenatal es la fase más dramática, dado que alcanza una velocidad que nunca más llegará a igualarse. Se halla predominantemente bajo la influencia del tamaño materno y el estado nutricional, con escasa influencia de la genética parental. Aunque los factores de crecimiento de tipo insulínico (FCI) y la insulina son críticos, no ocurre lo mismo con la hormona tiroidea y la hormona del crecimiento (HC). La lactancia es un periodo en el cual el ritmo de crecimiento cambia rápidamente, desde 20 cm/año durante los primeros meses hasta 10 a 12 cm/año al año de edad. Esta fase depende en gran medida de la herencia genética, con un ajuste frecuente a un percentil apropiado; también depende de la hormona tiroidea, secreción y acción normal de la HC (es decir, estimulación de la síntesis de FCI-1 en el hígado y fomento de la diferenciación de los condrocitos y la secreción local de FCI-1). El crecimiento en el segundo año promedia entre 10 a 13 cm/año, y en el tercer año 7,5 a 10 cm/año y, de alli en adelante, se estabiliza en 5 a 6 cm/año, dependiendo continuamente de la secreción y la acción normales de la hormona tiroidea y la HC. La relajación de la supresión del eje de las gonadotropinas hipotalámicas, con un incremento lento de la producción de hormonas sexuales, marca el inicio de la adolescencia, que se asocia a un brote de crecimiento resultante del incremento de la producción de insulina, HC y FCI-1, además de la oleada de hormonas sexuales. Durante los últimos 150 años, las influencias ambientales sobre el crecimiento se reflejan en tendencias seculares. Se han descrito innumerables productos génicos que actúan sobre la placa de crecimiento. Además, la descripción de factores de diferenciación hipofisaria y su control genético, así como la identificación de los genes que controlan múltiples etapas en las acciones hormonales clave, están incrementando el conocimiento de la interacción compleja de la genética, el entorno y el medio hormonal en el proceso del crecimiento.