C. Weil Olivier (Professeur honoraire de pédiatrie)
{"title":"Gripe estacional infantil","authors":"C. Weil Olivier (Professeur honoraire de pédiatrie)","doi":"10.1016/S1245-1789(23)48777-X","DOIUrl":null,"url":null,"abstract":"<div><p>Durante la epidemia anual de gripe estacional, los niños presentan la tasa más alta de infección, especialmente en la edad escolar, y desempeñan un papel importante en la propagación del virus. La epidemia en los niños se encuentra subestimada debido a la falta de especificidad de los síntomas y a la superposición con otras epidemias víricas invernales. Los cuadros clínicos de las gripes A y B son similares (especificidad de las miositis en la gripe B). Las pruebas de diagnóstico rápido deberían convertirse en algo corriente; en períodos epidémicos, además de ayudar al médico de cabecera en el diagnóstico, con una muy buena especificidad y una sensibilidad satisfactoria, evitan otras exploraciones y tratamientos excesivos (en particular antibióticos) y permiten proponer de forma precoz y adecuada un tratamiento específico para la gripe cuando está confirmada o en caso de fuerte sospecha (pacientes de riesgo). Las complicaciones, que son más frecuentes y graves en presencia de factores de riesgo, afectan de forma prioritaria al sistema respiratorio (otitis media aguda y neumonía, mientras que la bronquitis forma parte del cuadro clínico usual); más raramente, afectan a los demás órganos. La incidencia de hospitalizaciones debidas a la gripe es más alta en los niños menores de 2 años, en particular en el grupo de 0-6 meses. Si bien la morbilidad es globalmente alta, la mortalidad es baja (pero no nula) en los niños, sobre todo en los lactantes más jóvenes. La prevención primaria se lleva a cabo mediante las medidas «barrera» de tipo respiratorio y la vacunación. Las recomendaciones francesas se dirigen a las personas a partir de los 6 meses, portadoras de factores de riesgo médico, a las mujeres embarazadas, independientemente del trimestre (asegurando su protección y la del recién nacido en los primeros meses de vida) y a todos los profesionales de la salud en el entorno de la primera infancia. A pesar de los datos alentadores acerca de la eficacia en la vida real de las vacunas en los niños, no se administran lo suficiente. Algunos países adoptan una estrategia de vacunación sistemática para los niños a partir de los 6 meses de edad. La vacuna viva atenuada administrada por vía nasal, no disponible en países de nuestro entorno, permitiría superar algunos obstáculos.</p></div>","PeriodicalId":72894,"journal":{"name":"EMC. Pediatria","volume":"59 1","pages":"Pages 1-10"},"PeriodicalIF":0.0000,"publicationDate":"2024-02-16","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S124517892348777X/pdfft?md5=334b43925b097a0b7f5448cef7f18d63&pid=1-s2.0-S124517892348777X-main.pdf","citationCount":"0","resultStr":null,"platform":"Semanticscholar","paperid":null,"PeriodicalName":"EMC. Pediatria","FirstCategoryId":"1085","ListUrlMain":"https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S124517892348777X","RegionNum":0,"RegionCategory":null,"ArticlePicture":[],"TitleCN":null,"AbstractTextCN":null,"PMCID":null,"EPubDate":"","PubModel":"","JCR":"","JCRName":"","Score":null,"Total":0}
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Abstract
Durante la epidemia anual de gripe estacional, los niños presentan la tasa más alta de infección, especialmente en la edad escolar, y desempeñan un papel importante en la propagación del virus. La epidemia en los niños se encuentra subestimada debido a la falta de especificidad de los síntomas y a la superposición con otras epidemias víricas invernales. Los cuadros clínicos de las gripes A y B son similares (especificidad de las miositis en la gripe B). Las pruebas de diagnóstico rápido deberían convertirse en algo corriente; en períodos epidémicos, además de ayudar al médico de cabecera en el diagnóstico, con una muy buena especificidad y una sensibilidad satisfactoria, evitan otras exploraciones y tratamientos excesivos (en particular antibióticos) y permiten proponer de forma precoz y adecuada un tratamiento específico para la gripe cuando está confirmada o en caso de fuerte sospecha (pacientes de riesgo). Las complicaciones, que son más frecuentes y graves en presencia de factores de riesgo, afectan de forma prioritaria al sistema respiratorio (otitis media aguda y neumonía, mientras que la bronquitis forma parte del cuadro clínico usual); más raramente, afectan a los demás órganos. La incidencia de hospitalizaciones debidas a la gripe es más alta en los niños menores de 2 años, en particular en el grupo de 0-6 meses. Si bien la morbilidad es globalmente alta, la mortalidad es baja (pero no nula) en los niños, sobre todo en los lactantes más jóvenes. La prevención primaria se lleva a cabo mediante las medidas «barrera» de tipo respiratorio y la vacunación. Las recomendaciones francesas se dirigen a las personas a partir de los 6 meses, portadoras de factores de riesgo médico, a las mujeres embarazadas, independientemente del trimestre (asegurando su protección y la del recién nacido en los primeros meses de vida) y a todos los profesionales de la salud en el entorno de la primera infancia. A pesar de los datos alentadores acerca de la eficacia en la vida real de las vacunas en los niños, no se administran lo suficiente. Algunos países adoptan una estrategia de vacunación sistemática para los niños a partir de los 6 meses de edad. La vacuna viva atenuada administrada por vía nasal, no disponible en países de nuestro entorno, permitiría superar algunos obstáculos.