S. Frache , A. Mercier , M. Letellier , C. Lafay , M. Alexandre , J. Rouger , A. Tiphaine , C. Fouquet , S. Berciaud , O. Noizet-Yverneau , N. Cojean , pour la Société française des soins palliatifs pédiatriques
{"title":"Dolor al final de la vida en cuidados paliativos (excluida la perinatología)","authors":"S. Frache , A. Mercier , M. Letellier , C. Lafay , M. Alexandre , J. Rouger , A. Tiphaine , C. Fouquet , S. Berciaud , O. Noizet-Yverneau , N. Cojean , pour la Société française des soins palliatifs pédiatriques","doi":"10.1016/S1245-1789(24)49142-7","DOIUrl":null,"url":null,"abstract":"<div><p>Tratar el dolor de los niños al final de la vida es tanto un imperativo deontológico como ético. Escuchar a los niños hablar de su dolor y de su cuerpo es una de las formas en que es posible entrar en relación, mostrando preocupación como cuidadores por ellos, su historia y su familia. No poder curarlos de su enfermedad es una realidad, pero aliviar su dolor es una obligación, tanto para que disfruten de su vida como para que sus padres y familiares tengan un presente más apacible y los profesionales se sientan útiles y eficaces. El abanico de terapias disponibles suele suponer un alivio para el niño. Los morfínicos, los analgésicos para el dolor neuropático, los coanalgésicos y los nuevos enfoques aportan una respuesta específica. La persistencia del dolor debe obligar a replantearse la situación de forma más global y a cuestionar el sufrimiento existencial del niño. Sólo en presencia de dolor que se juzgue refractario, y tras un proceso de reflexión consensuada, se planteará la sedación de acuerdo con los padres y el niño.</p></div>","PeriodicalId":72894,"journal":{"name":"EMC. Pediatria","volume":"59 2","pages":"Pages 1-8"},"PeriodicalIF":0.0000,"publicationDate":"2024-05-07","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":"0","resultStr":null,"platform":"Semanticscholar","paperid":null,"PeriodicalName":"EMC. Pediatria","FirstCategoryId":"1085","ListUrlMain":"https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1245178924491427","RegionNum":0,"RegionCategory":null,"ArticlePicture":[],"TitleCN":null,"AbstractTextCN":null,"PMCID":null,"EPubDate":"","PubModel":"","JCR":"","JCRName":"","Score":null,"Total":0}
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Abstract
Tratar el dolor de los niños al final de la vida es tanto un imperativo deontológico como ético. Escuchar a los niños hablar de su dolor y de su cuerpo es una de las formas en que es posible entrar en relación, mostrando preocupación como cuidadores por ellos, su historia y su familia. No poder curarlos de su enfermedad es una realidad, pero aliviar su dolor es una obligación, tanto para que disfruten de su vida como para que sus padres y familiares tengan un presente más apacible y los profesionales se sientan útiles y eficaces. El abanico de terapias disponibles suele suponer un alivio para el niño. Los morfínicos, los analgésicos para el dolor neuropático, los coanalgésicos y los nuevos enfoques aportan una respuesta específica. La persistencia del dolor debe obligar a replantearse la situación de forma más global y a cuestionar el sufrimiento existencial del niño. Sólo en presencia de dolor que se juzgue refractario, y tras un proceso de reflexión consensuada, se planteará la sedación de acuerdo con los padres y el niño.