{"title":"Brujas entre duros y flojos: el film noir y la crisis de la imagen acción","authors":"Román Setton","doi":"10.52292/csf5320244763","DOIUrl":null,"url":null,"abstract":"Silvia Federici (2004) desarrolló la tesis de que la caza de brujas fue la principal acción que se llevó adelante para instalar el nuevo orden patriarcal del capitalismo con una nueva división genérica y jerárquica del trabajo. La familia nuclear fue entonces un dispositivo central para el éxito de ese modelo productivo y, a la vez, para la doble mistificación del trabajo de la mujer (“eso que llamamos amor es trabajo no pago”) y de la sujeción del hombre trabajador bajo la forma de la libertad formal. De los personajes característicos del film noir, la mujer fatal —que pone en crisis el orden familiar—, el detective homosocial y misógino y el hombre común que busca escapar a la gris cotidianeidad y encontrar una vida plena de realización del deseo son algunos de los más recurrentes. Intentaremos mostrar que la coexistencia de estos personajes, junto con “una determinada perspectiva del mundo, una perspectiva pesimista, cínica o nihilista” (Grob, 2008: 9) no solo conforman una nueva sensibilidad, sino que, además, dan cuenta de la crisis de los valores modernos y la fe en el progreso. Esa nueva modalidad noire presenta un mundo de condenación y soñadores que se condice con un cambio de época y la crisis o el agotamiento de la imagen acción, que se manifiesta en que (casi) toda imagen circula como tópico en un marco de situaciones dispersivas y debilitamiento de los nexos sensoriomotrices (Deleuze, 1984; 1987).","PeriodicalId":513186,"journal":{"name":"Cuadernos del Sur Filosofía","volume":"6 5","pages":""},"PeriodicalIF":0.0000,"publicationDate":"2024-07-12","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":"0","resultStr":null,"platform":"Semanticscholar","paperid":null,"PeriodicalName":"Cuadernos del Sur Filosofía","FirstCategoryId":"1085","ListUrlMain":"https://doi.org/10.52292/csf5320244763","RegionNum":0,"RegionCategory":null,"ArticlePicture":[],"TitleCN":null,"AbstractTextCN":null,"PMCID":null,"EPubDate":"","PubModel":"","JCR":"","JCRName":"","Score":null,"Total":0}
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Abstract
Silvia Federici (2004) desarrolló la tesis de que la caza de brujas fue la principal acción que se llevó adelante para instalar el nuevo orden patriarcal del capitalismo con una nueva división genérica y jerárquica del trabajo. La familia nuclear fue entonces un dispositivo central para el éxito de ese modelo productivo y, a la vez, para la doble mistificación del trabajo de la mujer (“eso que llamamos amor es trabajo no pago”) y de la sujeción del hombre trabajador bajo la forma de la libertad formal. De los personajes característicos del film noir, la mujer fatal —que pone en crisis el orden familiar—, el detective homosocial y misógino y el hombre común que busca escapar a la gris cotidianeidad y encontrar una vida plena de realización del deseo son algunos de los más recurrentes. Intentaremos mostrar que la coexistencia de estos personajes, junto con “una determinada perspectiva del mundo, una perspectiva pesimista, cínica o nihilista” (Grob, 2008: 9) no solo conforman una nueva sensibilidad, sino que, además, dan cuenta de la crisis de los valores modernos y la fe en el progreso. Esa nueva modalidad noire presenta un mundo de condenación y soñadores que se condice con un cambio de época y la crisis o el agotamiento de la imagen acción, que se manifiesta en que (casi) toda imagen circula como tópico en un marco de situaciones dispersivas y debilitamiento de los nexos sensoriomotrices (Deleuze, 1984; 1987).