{"title":"Creatividad e ideales antropológicos: el ser humano ubicuo entre la homogeneización y la diversidad","authors":"Viviana Polo-Flórez","doi":"10.21789/24223158.1922","DOIUrl":null,"url":null,"abstract":"El despliegue de la transformación puede ser visto como el desarrollo, que da poderío y que aviva la creatividad[1]. Esta, como esa capacidad que define a la especie humana, sugiere articulaciones desde la conformación del sujeto en relación con el tiempo y su contexto, evidenciada en la creación y la destrucción como variables permanentes de su existencia. Este escrito propone una mirada a la creatividad como dispositivo abierto, que es susceptible de clasificarse socialmente y desde la formación de tipo positivista entre lo que se considera bueno y lo que no. De este modo, pone de manifiesto cómo las capacidades y aspiraciones del ser humano han estado mediadas por la necesidad de cambiar de modo permanente todo lo que lo rodea, sin medir necesariamente sus consecuencias. \n[1] En sus obras El pensamiento creativo (1995) y Pensamiento práctico (1992), Edward de Bono valida la creatividad como algo inherente a los seres humanos, cuyo óptimo desarrollo se da a partir de la eficiencia de los procesos y su finalidad. La inocencia, el desconocimiento, la curiosidad, la motivación son elementos que conforman la vocación creativa que caracteriza al ser humano.","PeriodicalId":33170,"journal":{"name":"La Tadeo DeArte","volume":" ","pages":""},"PeriodicalIF":0.0000,"publicationDate":"2022-11-03","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":"1","resultStr":null,"platform":"Semanticscholar","paperid":null,"PeriodicalName":"La Tadeo DeArte","FirstCategoryId":"1085","ListUrlMain":"https://doi.org/10.21789/24223158.1922","RegionNum":0,"RegionCategory":null,"ArticlePicture":[],"TitleCN":null,"AbstractTextCN":null,"PMCID":null,"EPubDate":"","PubModel":"","JCR":"","JCRName":"","Score":null,"Total":0}
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Abstract
El despliegue de la transformación puede ser visto como el desarrollo, que da poderío y que aviva la creatividad[1]. Esta, como esa capacidad que define a la especie humana, sugiere articulaciones desde la conformación del sujeto en relación con el tiempo y su contexto, evidenciada en la creación y la destrucción como variables permanentes de su existencia. Este escrito propone una mirada a la creatividad como dispositivo abierto, que es susceptible de clasificarse socialmente y desde la formación de tipo positivista entre lo que se considera bueno y lo que no. De este modo, pone de manifiesto cómo las capacidades y aspiraciones del ser humano han estado mediadas por la necesidad de cambiar de modo permanente todo lo que lo rodea, sin medir necesariamente sus consecuencias.
[1] En sus obras El pensamiento creativo (1995) y Pensamiento práctico (1992), Edward de Bono valida la creatividad como algo inherente a los seres humanos, cuyo óptimo desarrollo se da a partir de la eficiencia de los procesos y su finalidad. La inocencia, el desconocimiento, la curiosidad, la motivación son elementos que conforman la vocación creativa que caracteriza al ser humano.