{"title":"Notas filosóficas provisionales sobre la esencia del cristianismo","authors":"M. García-Baró","doi":"10.14422/ee.v96.i378.y2021.001","DOIUrl":null,"url":null,"abstract":"La sustancia del cristianismo está en la idea —por completo deslumbrante y desbaratadora de tantas otras ideas— de que la humanidad y la divinidad se unen; o sea, de que esta humanidad tantas veces diabólica es, sin embargo, capaz de Dios; y lo es no por su condición natural sino por divina condescendencia, aunque suscitando ésta las máximas energías del ser humano. Sólo que estas energías muchas veces deben dedicarse a la destrucción del mal en uno mismo, a una especie de desconstrucción de la figura que se va formando a medida que se vive, más aún que a construir ninguna otra. Sólo la inocencia, sólo una aparente imposible segunda inocencia, una segunda infancia, es la capacidad de Dios.","PeriodicalId":38396,"journal":{"name":"Estudios Eclesiasticos","volume":" ","pages":""},"PeriodicalIF":0.0000,"publicationDate":"2021-09-17","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":"0","resultStr":null,"platform":"Semanticscholar","paperid":null,"PeriodicalName":"Estudios Eclesiasticos","FirstCategoryId":"1085","ListUrlMain":"https://doi.org/10.14422/ee.v96.i378.y2021.001","RegionNum":0,"RegionCategory":null,"ArticlePicture":[],"TitleCN":null,"AbstractTextCN":null,"PMCID":null,"EPubDate":"","PubModel":"","JCR":"Q1","JCRName":"Arts and Humanities","Score":null,"Total":0}
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Abstract
La sustancia del cristianismo está en la idea —por completo deslumbrante y desbaratadora de tantas otras ideas— de que la humanidad y la divinidad se unen; o sea, de que esta humanidad tantas veces diabólica es, sin embargo, capaz de Dios; y lo es no por su condición natural sino por divina condescendencia, aunque suscitando ésta las máximas energías del ser humano. Sólo que estas energías muchas veces deben dedicarse a la destrucción del mal en uno mismo, a una especie de desconstrucción de la figura que se va formando a medida que se vive, más aún que a construir ninguna otra. Sólo la inocencia, sólo una aparente imposible segunda inocencia, una segunda infancia, es la capacidad de Dios.