G. Rossignol , G. Schneider , R. Dubois , F. Hameury , T. Gelas , P.-Y. Mure
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Abstract
La invaginación intestinal aguda (IIA) corresponde a la penetración de un segmento proximal en un segmento intestinal distal. Las invaginaciones ileocólicas son las formas más frecuentes y necesitan un tratamiento rápido. Suelen ser idiopáticas y con frecuencia se asocian a un contexto de infección vírica. Se producen mayoritariamente en el 1.er año de vida y representan la causa principal de síndrome oclusivo en los niños menores de 2 años. El diagnóstico suele sospecharse ante una sintomatología clínica muy sugestiva. Por ejemplo, el dolor abdominal que evoluciona por accesos con episodios de palidez, asociados a vómitos, rectorragias o signos neurológicos obliga a sospechar el diagnóstico en los niños pequeños. El médico no debe pasar por alto la posibilidad de una causa subyacente, que puede estar presente en particular en los niños mayores. La ecografía es la exploración de referencia para el diagnóstico y también para buscar una causa secundaria, apreciar la repercusión digestiva y buscar signos de gravedad. El tratamiento suele ser radiológico, con una reducción de la invaginación con ayuda de un enema neumático, hidrostático o ecoguiado en función de los equipos. Estos enemas se realizan cuando no existen signos de gravedad clínicos o ecográficos y son el tratamiento de primera elección, con un éxito del orden del 90%. Si esto fracasa o en presencia de una forma secundaria, se requiere un tratamiento quirúrgico.