La anestesia para endoscopia digestiva es una especialidad de la profesión por derecho propio con sus propias especificidades. La evaluación previa de los pacientes y la apreciación del riesgo de hipoxia y aspiración son esenciales para el desarrollo de protocolos de anestesia individualizados. La adaptación de los tratamientos antiagregantes y anticoagulantes permite, según el tipo de procedimiento endoscópico, reducir el riesgo de sangrado. La administración controlada de terapias encaminadas a obtener un nivel óptimo de sedación asociada a un manejo cuidadoso de la vía aérea permite garantizar la calidad y la seguridad de las exploraciones programadas. Existen a disposición del profesional de anestesia diferentes opciones de tratamientos hipnóticos y opiáceos para realizar una adecuada sedación. Conocer las particularidades de cada acto de endoscopia intervencionista (colangiopancreatografía retrógrada endoscópica [CPRE], disección submucosa) permite anticipar las dificultades técnicas relacionadas con la anestesia. La disponibilidad de herramientas técnicas para la monitorización (capnógrafos adaptados a la ventilación espontánea, índice biespectral), la administración (sedación intravenosa con objetivo de concentración [SIVOC]) y de oxigenación (oxigenación nasal de alto flujo) garantizan la modernización de este sector en constante evolución.