La hipernatremia es la consecuencia de un desequilibrio del balance hídrico, por lo general resultante de un déficit de agua insuficientemente compensado o de una sobrecarga de sal. La presencia de hipernatremia se asocia a un empeoramiento del pronóstico, por lo que su tratamiento es fundamental. En este artículo se presentan la fisiopatología, las etiologías y los tratamientos de este trastorno metabólico que puede afectar hasta al 15% de los pacientes hospitalizados en cuidados intensivos.
La rabdomiólisis es el resultado de una lesión directa del sarcolema o de un desajuste entre la necesidad y la producción de adenosín trifosfato por parte de la célula muscular estriada. La consecuencia es un aumento excesivo del calcio ionizado libre en el citoplasma. En general, se distingue entre rabdomiólisis traumática y no traumática, pero, en la práctica, cualquier situación que provoque un desequilibrio metabólico en las células musculares puede dar lugar a rabdomiólisis. La lisis de las células musculares estriadas esqueléticas conduce a la liberación del contenido celular a la circulación sanguínea. Las consecuencias pueden ser un simple aumento de la creatina fosfocinasa en el plasma o una hipovolemia real con trastornos hidroelectrolíticos, insuficiencia renal aguda y compromiso del pronóstico vital. Los principales mecanismos de la rabdomiólisis son los traumatismos y la compresión, la isquemia y la hipoxia muscular, la actividad muscular excesiva, las infecciones, los tóxicos, los medicamentos y las anomalías genéticas. Un punto clave esencial del tratamiento es el llenado vascular precoz y adecuado con el fin de normalizar la volemia y alcalinizar la orina. La alcalinización de la orina mediante la administración de bicarbonato de sodio y la diuresis forzada mediante la administración de diuréticos o manitol no tienen una eficacia claramente demostrada. En la rabdomiólisis tampoco se ha demostrado la eficacia de la depuración extrarrenal precoz con el fin de prevenir la evolución hacia la insuficiencia renal. En la mayoría de los casos, ésta es irreversible. La detección precoz de la rabdomiólisis es fundamental para prevenir sus complicaciones.