E. Truy , R. Hermann , A. Coudert , V. Pitiot , S. Ayari-Khalfalla
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Abstract
La otitis crónica colesteatomatosa constituye un peligro para el paciente, debido a las complicaciones infecciosas, anatómicas y funcionales. El tratamiento quirúrgico es el único eficaz. Se debe planificar obligatoriamente con la ayuda de unas pruebas de imagen preoperatorias de calidad, mediante tomografía computarizada, que permitan apreciar la extensión de la lesión, así como con el análisis de criterios anatómicos, funcionales y relacionados con el paciente, y con el descubrimiento de posibles complicaciones. Sus objetivos son la erradicación de la lesión, permitir limitar el riesgo de colesteatoma residual y de colesteatoma recidivante, obtener el mejor resultado funcional para la audición y mejorar la calidad de vida del paciente. Las técnicas quirúrgicas han evolucionado. Se dividen de forma esquemática en técnicas cerradas, que son conservadoras del marco óseo del conducto auditivo externo (CAE) (canal wall-up procedures de la literatura anglosajona), y en técnicas abiertas que lo sacrifican (canal wall-down procedures de la literatura anglosajona). Las técnicas de llenado se han descrito desde hace mucho; pueden emplearse en el ático, las cavidades posteriores o ambas estructuras y realizarse durante una técnica cerrada con o sin reconstrucción del CAE, o durante una técnica abierta. El uso del microscopio quirúrgico es clásico, mientras que el de las ópticas está en fase de desarrollo. Estas permiten el control de zonas oscuras y, en ocasiones, la realización de accesos mínimamente invasivos. Por último, algunos colesteatomas extensos o intrapetrosos requieren técnicas quirúrgicas, que no se describen aquí.