Perspectivas futuras del tratamiento con antagonistas de los recepetores de la angiotensina

Abstract

Los antagonistas de los receptores de angiotensina II representan la clase terapéutica más reciente aprobada para el tratamiento de la hipertensión arterial. Estos fármacos bloquean de forma selectiva el receptor de angiotensina tipo 1 (AT1), contrarrestando así la mayoría de los efectos deletéreos de la angiotensina II. Además de contribuir a la reducción de la presión arterial y, por tanto, al control tensional, el tratamiento con estos fármacos proporciona otros beneficios, debido a que la angiotensina II no sólo tienen un papel crucial en la homeostasis vascular, sino que contribuye de forma decisiva en el proceso fisiopatológico de la formación y en el desarrollo de la placa de ateroma en los pacientes con hipertensión, diabetes u otros factores de riesgo cardiovascular. La medicina basada en la evidencia ha contribuido con varios ensayos clínicos controlados al conocimiento de que los antagonistas de los receptores de la angiotensina ejercen efectos favorables sobre toda una serie de objetivos de morbimortalidad en pacientes con condiciones diversas como hipertensión, diabetes, enfermedad renal, insuficiencia cardíaca, hipertrofia ventricular izquierda y enfermedad coronaria. Además de dichos efectos sobre la morbilidad y mortalidad, existen evidencias clínicas y experimentales que demuestran efectos favorables de este grupo de fármacos sobre el desarrollo de nueva diabetes, sobre la función endotelial, la inflamación y el remodelado vascular.

Angiotensin II receptor blockers (ARB) are the most recently approved class of antihypertensive agents. They selectively block the angiotensin II type 1 receptor, thus inhibiting most of the deleterious effects of angiotensin II. In addition to blood pressure control, other benefits may be gained using ARB. This is because the renin-angiotensin system plays a crucial role in circulatory homeostasis, and in patients with atherosclerosis, diabetes or hypertension, angiotensin II contributes to the pathophysiology of disease. Evidence-based medicine includes well-controlled studies with mortality and morbidity endpoints in patients with a variety of conditions including hypertension, type 2 diabetes, stroke, renal disease, heart failure, left ventricular hypertrophy, and coronary heart diseases. In addition to these hard endpoints, it has been shown that treatment with ARB prevents the development of type-2 diabetes, ameliorates coronary and peripheral vascular endothelial dysfunction and decreases plasma levels of several markers of vascular inflammation.