El resultado de la prótesis total de rodilla (PTR) tras una osteotomía de tibia proximal para el tratamiento de las artrosis unicompartimentales de rodilla es un tema de gran relevancia en la actualidad, especialmente a raíz de la masificación de las prótesis unicompartimentales de rodilla. Hemos realizado un estudio retrospectivo comparativo para determinar si la presencia de una osteotomía previa influye negativamente en el resultado de las PTR.
Del conjunto de pacientes intervenidos en nuestro centro a los que se implantó una PTR, seleccionamos una serie de 20 casos que presentaban una osteotomía de tibia proximal previa y los comparamos con un grupo de 20 pacientes con PTR primaria utilizada como grupo control. Realizamos una serie de mediciones radiográficas (altura de la rótula, alineación del eje de la rodilla, grosor de corte tibial) y clínicas (movilidad articular, capacidad de marcha y complicaciones) para comparar y establecer diferencias entre ambos grupos. El tiempo medio de seguimiento postoperatorio fue de cinco años.
No se encontraron diferencias en las mediciones obtenidas respecto a índice varo-valgo ni en el resultado funcional. Sí observamos una discreta disminución en la altura rotuliana, un aumento del tiempo operatorio y en las exigencias técnicas de la cirugía, así como un déficit relativo de stock óseo en los pacientes que habían sido sometidos previamente a osteotomía proximal de tibia.
La osteotomía valguizante de tibia sigue siendo un buen tratamiento para la artrosis unicompartimental de rodilla, en la que hay una amplia experiencia sobre su uso y que no interfiere, según nuestros resultados, en la reconversión a una posterior PTR.
The result of total knee replacement (TKR) after proximal tibial osteotomy performed to treat unicompartmental knee osteoarthritis is a highly relevant issue given the widespread use made nowadays of unicompartmental knee prostheses. This is a retrospective comparative study carried out to determine whether the presence of a previous osteotomy negative influences the result of TKRs.
Of all the patients subjected to TKR in our hospital, we selected a series of 20 cases that had a prior proximal tibial osteotomy and we compared them with a group of patients with a primary PTR, which we used as control. We performed a series of radiographic (patellar height, alignment of the knee axis and thickness of the tibial section) and clinical (joint mobility, walking capability and complications) measurements, in order to compare both groups and establish differences between them. Mean follow- up was 5 years.
No differences were found in the measurements taken with respect to the varus/valgus index or the functional result achieved. We did observe, however, a slight decrease in patellar height as well as an increase in OR time and in the technical complexity of the procedure. We also detected a relative bone stock deficit in patients who had undergone a previous proximal tibial osteotomy.
High tibial osteotomy remains a reliable treatment for unicompartmental knee osteoarthritis. It is a procedure surgeons have vast experience of and which does not negatively influence a potential TKR implantation at a later date.