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Aunque el enriquecimiento con hierro de las leches para lactantes y los cereales para lactantes, la adición de polvos de micronutrientes en alimentos complementarios de preparación casera o el suministro de gotas de hierro son las estrategias preventivas más eficaces en lactantes destetados, la introducción temprana de carne y el retraso en la introducción de leche de vaca son también importantes. Las estrategias preventivas en niños mayores implican abordajes alimentarios que aumenten el contenido y la biodisponibilidad del hierro en la alimentación, así como el consumo de alimentos enriquecidos con hierro. En zonas de CH extensa puede ser necesario el aporte complementario de hierro. Si el paludismo es frecuente sólo deben administrarse dosis elevadas de aportes complementarios en niños con CH confirmada. Todas las intervenciones para el control de la CH pediátrica deben integrarse en programas sanitarios nacionales y globales más extensos destinados a mujeres gestantes y niños, incluyendo la educación sanitaria, la prevención del paludismo y la desparasitación. Debe monitorizarse el impacto de las estrategias preventivas de la CH sobre el estado de hierro y la frecuencia de la CH midiendo periódicamente el estado de hierro en la población.","PeriodicalId":166535,"journal":{"name":"Annales Nestlé (Ed. española)","volume":"20 1","pages":"0"},"PeriodicalIF":0.0000,"publicationDate":"2011-03-01","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":"1","resultStr":"{\"title\":\"Prevención de la carencia de hierro en la lactancia, la infancia y la adolescencia\",\"authors\":\"Maria Andersson, Richard F. 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Prevención de la carencia de hierro en la lactancia, la infancia y la adolescencia
La carencia de hierro (CH) es frecuente en lactantes, niños y adolescentes de todo el mundo debido a sus elevadas necesidades de hierro durante el crecimiento, la precaria ingestión de hierro alimentario y la dieta con biodisponibilidad baja. El estado de hierro deficitario se asocia a consecuencias adversas para la salud durante toda la infancia. Las medidas preventivas deben iniciarse precozmente, y entre ellas destacan el aporte complementario de hierro en mujeres gestantes, el retraso en el pinzamiento del cordón umbilical en el parto y la alimentación exclusiva con leche materna durante 6 meses. El hierro tiene que incrementarse considerablemente después de los 4 a 6 primeros meses de vida y el contenido elevado en hierro de los alimentos complementarios es crucial. Aunque el enriquecimiento con hierro de las leches para lactantes y los cereales para lactantes, la adición de polvos de micronutrientes en alimentos complementarios de preparación casera o el suministro de gotas de hierro son las estrategias preventivas más eficaces en lactantes destetados, la introducción temprana de carne y el retraso en la introducción de leche de vaca son también importantes. Las estrategias preventivas en niños mayores implican abordajes alimentarios que aumenten el contenido y la biodisponibilidad del hierro en la alimentación, así como el consumo de alimentos enriquecidos con hierro. En zonas de CH extensa puede ser necesario el aporte complementario de hierro. Si el paludismo es frecuente sólo deben administrarse dosis elevadas de aportes complementarios en niños con CH confirmada. Todas las intervenciones para el control de la CH pediátrica deben integrarse en programas sanitarios nacionales y globales más extensos destinados a mujeres gestantes y niños, incluyendo la educación sanitaria, la prevención del paludismo y la desparasitación. Debe monitorizarse el impacto de las estrategias preventivas de la CH sobre el estado de hierro y la frecuencia de la CH midiendo periódicamente el estado de hierro en la población.