种族、语言和权力之间联系的推理语言学方法和多维分析

IF 1.5 1区 文学 Q2 LINGUISTICS Journal of Sociolinguistics Pub Date : 2023-10-16 DOI:10.1111/josl.12645
Sherina Feliciano-Santos
{"title":"种族、语言和权力之间联系的推理语言学方法和多维分析","authors":"Sherina Feliciano-Santos","doi":"10.1111/josl.12645","DOIUrl":null,"url":null,"abstract":"<p>El enfoque raciolingüístico de Flores y Rosa brinda un importante marco político, histórico, relacional y sensorial para entender cómo se racializan las personas y cómo la acción social se vuelve interpretable a través de un lente racializado. Me baso en este análisis para subrayar la importancia de que estudios que se enfoquen en la raza y el lenguaje consideren un análisis multivectorial que sea dinámico, histórico y consciente de las complejas relaciones de poder involucradas en vincular la raza y el lenguaje. Según entiendo, el argumento de Flores y Rosa es un llamado a evitar un enfoque analítico que trate la raza y su relación con el lenguaje como categorías ahistóricas descontextualizadas a través del espacio y el tiempo.</p><p>La atención a la interfaz sensorial que impacta cómo se experimenta la raza en forma interactiva también significa prestar atención a las circunstancias históricas y las relaciones de poder que producen la raza como una categoría perceptible de diferenciación social, ya sea través de aspectos del habla y el lenguaje, la apariencia física, la ascendencia genealógica, y/o cualquier característica que se asocie históricamente con categorías raciales en un lugar y tiempo determinado. Esto requiere el reconocimiento y análisis simultáneo de la raza como una construcción colonial, como un ancla de las relaciones sociales, y una base para ciertas formas de identidad. En este ensayo, discuto brevemente las categorías raciales como órdenes coloniales complejos y multifacéticos, luego destaco un marco multivectorial que, al reconocer la multidimensionalidad de la instanciación racial, permite un análisis de cómo la raza y su relación con los fenómenos lingüísticos podrían construirse, experimentarse, reproducirse y ser desafiados.</p><p>Pensar en la colonialidad como productora de los órdenes sociales modernos que a su vez producen la raza como importante vector y representante de las experiencias socioculturales a través de diferentes situaciones históricas y geopolíticas nos permite ver, analíticamente, cómo estas categorías producen también intersticios y vacíos donde las limitaciones y excesos de las categorías presupuestas son insuficientes y no corresponden claramente a conceptualizaciones y experiencias identitarias y lingüísticas vividas. Con el objetivo de comprender las formas multifacéticas y duraderas en que los proyectos coloniales europeos han estructurado sistemas de conocimiento, jerarquías y cultura para reproducir el poder colonial eurocéntrico, debemos preguntarnos: ¿qué se borra, excluye, o sobredetermina en las amplias categorías de lenguaje y raza que usamos para trazar patrones demográficos?</p><p>En este contexto, las discusiones sobre raza pueden entenderse con relación a los modos distintivos de organizar diferencia dentro de la colonialidad. El concepto de colonialidad (Quijano, <span>2000</span>) apunta a las condiciones epistemológicas que se configuran según las circunstancias político-económicas de las relaciones coloniales. Ángela Reyes (<span>2020</span>) aplica este concepto a ideas sobre mestizaje racial e hibridez lingüística para entenderlos, no como atributos de las personas y del habla, sino como atributos de la posición del sujeto oyente, tal como lo define Inoue (<span>2006</span>). Reyes ofrece una comprensión importante sobre cómo nociones de hibridez suponen la pureza de las categorías que forman al llamado híbrido: es la construcción del sujeto puro lo que posibilita lo híbrido como categoría y potencial problema. Bajo esta luz, podemos ver cómo el ensayo de Flores y Rosa nos invita a contemplar cómo los marcos analíticos que elegimos pueden terminar reproduciendo las mismas categorías y procesos sociales que nuestros cuestionamientos buscan desmantelar. Este enfoque busca no dar por sentadas las categorías demográficas y las variedades lingüísticas denominadas sino tratarlas como procesos que requieren cuidadosa atención y desentrañamiento.</p><p>La concepción de desvinculación de Mignolo (<span>2007</span>) parece particularmente relevante para extender las ideas de Reyes al argumento de Flores y Rosa. Con el ímpetu de “cambiar los términos de la conversación”, una estrategia dentro de la propuesta decolonial de Mignolo es “desnaturalizar conceptos y campos conceptuales que totalizan una realidad” (459). Este enfoque enfatiza las exterioridades producidas a través de la retórica de la modernidad y encuentra una posibilidad en una “Geopolítica del conocimiento (por ejemplo, emergiendo de diferentes localidades históricas del mundo que han padecido los efectos y consecuencias de la expansión capitalista e imperial occidental)…” (462): una desnaturalización de las categorías producidas por una lógica moderna/colonialista para desmantelar su manto de universalidad y naturalidad. La propuesta de Mignolo (y Quijano) implica una praxis de investigación originada en la exploración de las categorías y formas de pensar que emergen en diferentes localidades de conocimiento geo-político.</p><p>Para desvincular la raza de las características asociadas con las categorías raciales, e inspirado en lo que Anzaldúa (<span>1987</span>) llama “pensamiento fronterizo,” Mignolo argumenta que los analistas deben participar en modos de pensar que van más allá de las categorías dadas para interrogarlas, interrumpirlas y rebasarlas analíticamente (497-8). Con relación al llamado de Flores y Rosa a considerar simultáneamente cómo la raza y el lenguaje se han convertido en separables y, al mismo tiempo, se han conaturalizado en jerarquías lingüísticas y raciales conjuntas, la atención al rol de la lengua en estos procesos no está tanto en rastrear relaciones o hacer que unas representen a las otras, sino en dar sentido a las formas en que la raza y las lenguas ubican sujetos, derechos y posibilidades. Asimismo, el llamado también está en abordar cómo las diferentes percepciones e ideologías de la raza borran matices en discusiones sobre múltiples ancestros, afectos lingüísticos inesperados y otras nociones de herencia e identidad que podrían anclar e interrumpir identificaciones y percepciones raciales complicadas. Aquí, las nociones de escala son importantes para dar sentido a los entrelazamientos coloniales que determinan valores y derechos para las diferentes categorías raciales, así como los atributos asociados con la pertenencia a ellos a nivel personal, de interacción y estructural.</p><p>Mi trabajo (Feliciano-Santos, <span>2019</span>, <span>2021</span>) busca comprender cómo se han producido y experimentado las categorías y órdenes etnoraciales en Puerto Rico a fin de dilucidar las complejas, enmarañadas y a veces contradictorias formas en que las ambigüedades comunicativas, las diferentes experiencias y las historias familiares pueden interrumpir narrativas totalizadoras sobre identidad nacional y colonial. Desde esta perspectiva, analizo prácticas lingüísticas, diversas y disputadas, que surgen de una variedad de marcos epistemológicos para el entendimiento de la historia, la identidad y el lenguaje, así como la movilización política y el activismo que surgen de estos entendimientos. Abordo cómo se producen los límites discursivos y los modos de interpretar la identidad y la alteridad etnoracial a través del análisis del rol de los proyectos coloniales en la construcción de órdenes raciales y lingüísticos contemporáneos. Al considerar cómo la lógica racial(izante) colonial distribuye el privilegio, la marginación y la elisión a través de alternar cooptación, celebración y trivialización, y al resaltar la co-emergencia de variedades lingüísticas y categorías etnoraciales, podemos ver cómo las personas navegan y responden al poder estructural y discursivo que intenta narrarles y delimitarles.</p><p>Con relación al argumento de Flores y Rosa, destaco cuatro vectores de análisis considerando las relaciones multifacéticas entre identidad, raza y lengua. Estos conceptos están cargados con el bagaje de las relaciones que las diferentes personas tienen con la raza, tanto a nivel de la identidad como de la categoría social, dentro de un sistema más amplio de órdenes raciales jerárquicos. Estos vectores ayudan a desentrañar analíticamente la raza como experiencia subjetiva, como categoría estructural y como modo de relacionarse. Subrayo estos vectores ya que son puntos de debate respecto a cómo las personas definen la raza y el papel de esta en sus vidas, brindándonos diferentes anclas para comprender la relación entre raza, lengua e identidad.</p><p>El primer vector propone cómo un análisis histórico que considera la colonialidad permite apreciar cómo los debates, ambigüedades y ambivalencias sobre la raza son el resultado de los procesos coloniales que producen órdenes sociales, y cómo estos han conseguido que la raza sea interpretable a través de modos de ver y saber enraizados en epistemologías geo-históricamente distintivas, a veces superpuestas y a veces contradictorias (Saldaña-Portillo, <span>2016</span>). Los procesos que producen, silencian y disciplinan los campos epistemológicos y semióticos que generan y organizan las relaciones sensoriales, materiales, históricas y jerárquicas de la interpretabilidad racial son un sitio clave para comprender los debates contemporáneos sobre la relación entre lengua, raza, ascendencia, identidad y subjetividad política. Por ejemplo, dentro del contexto estadounidense, ¿cómo se relaciona la hipervisibilidad, la invisibilidad o la audibilidad de las categorías raciales con las complicadas formas en que los órdenes raciales han intentado restringir a diferentes grupos al servicio de proyectos políticos y económicos imperiales que han convertido a algunas personas en mano de obra, a otras en obstáculos para la apropiación de la tierra y a otras más en las fronteras encarnadas de la nación?</p><p>El segundo vector considera la relación que pueden tener personas particulares con categorías sociales de raza. En este sentido, encuentro útil el concepto de “sinceridad racial” de John L. Jackson Jr. (<span>2005</span>). Este sugiere que la sinceridad racial se distinga analíticamente de las nociones de autenticidad racial y se tenga en cuenta “cómo las personas tornan su pensar y sentir las identidades en existencia palpable, especialmente cuando tales identidades operan dentro de un contexto social que incluye tantas causalidades más allá de su control inmediato” (11). Esta perspectiva muestra las complicadas relaciones que los individuos tienen con sus ancestros conocidos y desconocidos, sus categorías raciales asignadas y reclamadas, y los múltiples modos de pensar la raza y los órdenes raciales a través de las trayectorias geohistóricas y las fronteras políticas a través de las cuales se mueve la gente. Este aspecto de cómo las personas se relacionan con la raza nos recuerda que las relaciones entre raza, identidad y lenguaje no están estancadas ni son siempre fácilmente evaluadas a través de actos de percepción externa.</p><p>El tercer vector aborda la relación de percibir a los demás con los aspectos perceptibles y conocibles de evaluar racialmente y asignar categorías raciales a otros. Este vector destaca cómo los órdenes y jerarquías raciales se reproducen estructuralmente independientemente de si los agentes sociales experimentan una interacción en términos de raza, como por ejemplo en la experiencia y producción de prejuicios raciales. Trabajos como Everyday Language of White Racism de Jane Hill (<span>2008</span>) y otros (Chun, <span>2016</span>, Pardo, <span>2013</span>) muestran cómo diferentes teorías sobre los orígenes del racismo arrojan luz sobre los mecanismos y la escala en la que se supone opera el racismo, ya sea individual, interpersonal o estructural. Este enfoque también destaca la comprensión de cómo las percepciones institucionales e interactivas de la raza impactan sobre los agentes sociales que están racializados dentro de categorías específicas junto con las formas en que esto conduce a la reproducción de categorías y efectos raciales.</p><p>El cuarto vector contempla la interacción de las relaciones previas considerando la formación histórica de agrupaciones y tradiciones en torno a las experiencias racializadas. Si se forman tales agrupaciones, ¿cómo definen la inclusión basándose en historias y experiencias compartidas? ¿Cómo se relacionan estos criterios con la percepción propia y ajena de las categorías, la habitabilidad, y las órdenes raciales? Aquí es donde vemos debates sobre raza en términos de categorías y pertenencia, quizás más cerca de los debates sobre la “autenticidad” con los que Jackson contrasta su concepto de sinceridad. En lugar de una relación interior con las categorías y afirmaciones raciales, vemos valoraciones relacionales de la identidad e identificación raciales que a menudo funcionan dentro de lo que Bucholtz y Hall (<span>2005</span>) proponen como un marco de identidad e interacción. Este proceso siempre está lleno del potencial de disyunción (Meek, <span>2011</span>) y diferencia en cómo los agentes fundamentan categorías e interpelaciones raciales.</p><p>Considerar los diferentes procesos y vectores involucrados en experimentar y leer el cuerpo como un sitio de materialización racial y categorización disputada dentro de órdenes coloniales más amplios, nos permite ubicar dinámicamente los procesos implicados en la coarticulación de categorías raciales y cuerpos racializados, y de variedades lingüísticas y voces instanciadas (Smalls, <span>2020</span>). Asimismo, nos permite abordar cómo las personas se relacionan (o no) a formas diferentes de subjetividad e identidad racial en estos contextos. En este sentido, es necesario un análisis cuidadoso del habla junto a otros contextos interaccionales, temporales y geopolíticos relevantes para dar sentido a los debates que intentan anclar la raza y la pertenencia racial a través de criterios que van desde características perceptibles, a estilizaciones físicas y vocales, a conceptualizaciones de la genealogía, a ideas sobre las tradiciones, las prácticas y el patrimonio. Tal análisis nos ofrece una idea de las formas en que el movimiento dentro y a través de las fronteras geopolíticas podría diferentemente resaltar u ofuscar los modos en que los agentes sociales se han posicionado anteriormente dentro de otros órdenes raciales. También nos permite discernir las diferentes y complejas formas en que las personas se orientan hacia categorías y límites raciales, étnicos y lingüísticos. Por último, hace perceptible cómo los órdenes raciales y lingüisticos que se han vinculado pueden cambiar en el tiempo y el espacio al servicio de distintos proyectos político-económicos.</p><p>El análisis de estas anclas raciales ofrece un sendero para tratar en detalle las formas polisémicas, ambiguas, indeterminadas, a veces inconmensurables y a menudo cuestionadas, del significado y la interpretación de la raza, la posibilidad racial y sus relaciones dinámicas con variedades lingüísticas según las personas atraviesan escalas espaciotemporales y fronteras políticas geohistóricas, ya sea forzosamente o por voluntad propia, invitadas o no, desempoderadas o en posición de poder. Nos permite considerar lo que está en juego en los conflictos desde la perspectiva de las lógicas raciales que—según conferidos por los procesos político-económicos y socioculturales surgidos históricamente en diferentes lugares-distribuyen diferencialmente derechos, acceso y valor a distintos seres humanos. En última instancia, el objetivo es desentrañar las relaciones que las personas pueden tener con las categorías raciales ancestrales, vividas y adscritas, y con las comunidades históricas (se traslapen o no con las categorizaciones raciales); prestar atención a qué aspectos de la corporeidad, la cultura, el lenguaje y la práctica social se asocian con la raza y las ordenes raciales; y entender la raza no como una categoría interna y estática, sino como una compleja dinámica emergente de situaciones vividas con lógicas raciales distintivas.</p><p>No tengo conflictos de interés que declarar.</p>","PeriodicalId":51486,"journal":{"name":"Journal of Sociolinguistics","volume":"27 5","pages":"468-472"},"PeriodicalIF":1.5000,"publicationDate":"2023-10-16","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"https://onlinelibrary.wiley.com/doi/epdf/10.1111/josl.12645","citationCount":"0","resultStr":"{\"title\":\"Enfoques raciolingüísticos y análisis multidimensionales de los vínculos entre la raza, el lenguaje y el poder\",\"authors\":\"Sherina Feliciano-Santos\",\"doi\":\"10.1111/josl.12645\",\"DOIUrl\":null,\"url\":null,\"abstract\":\"<p>El enfoque raciolingüístico de Flores y Rosa brinda un importante marco político, histórico, relacional y sensorial para entender cómo se racializan las personas y cómo la acción social se vuelve interpretable a través de un lente racializado. 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摘要

这表明真诚种族区分解析种族概念的真实性和考虑把“如何的人,他的思考和感觉的身分存在明显,尤其是当这种身份境内活动的社会环境,包括许多中和超出其立即控制”(11)。这个观点显示个人的复杂关系与他们的祖先是熟人和陌生人的种族类别分配,额,和无数思考模式种族和种族命令通过geohistóricas轨迹和政治边界,而通过这些移动的人。人们如何与种族联系的这一方面提醒我们,种族、身份和语言之间的关系不是停滞不前的,也不总是容易通过外部感知行为进行评估。第三个向量讨论了感知他人与种族评估的可感知和可知性方面的关系,并将种族类别分配给他人。这一向量强调了种族秩序和等级是如何在结构上复制的,而不管社会行动者是否经历了种族方面的互动,例如种族偏见的经验和产生。简·希尔(Jane Hill, 2008)等人(Chun, 2016, Pardo, 2013)的著作《白人种族主义的日常语言》(Everyday Language of White Racism, 2008)展示了关于种族主义起源的不同理论如何阐明种族主义被假定运作的机制和规模,无论是个人的、人际的还是结构性的。这种方法还强调了对种族的制度和互动看法如何影响在特定类别中种族化的社会行动者,以及这如何导致种族类别的复制和影响。第四个方面考虑了以前关系的相互作用,考虑到围绕种族化经历的群体和传统的历史形成。如果形成了这样的群体,他们如何根据共同的故事和经验定义包容?这些标准如何与自己和他人对类别、可居住性和种族秩序的感知相关联?这就是我们在类别和归属方面看到的关于种族的争论,也许更接近于关于“真实性”的争论,杰克逊对比了他的真诚概念。我们看到的不是与种族类别和主张的内在关系,而是种族身份和认同的关系评估,通常在Bucholtz和Hall(2005)提出的身份和互动框架内发挥作用。这个过程总是充满了分离的潜力(Meek, 2011),以及行动者如何建立种族类别和问题的差异。考虑各个流程和媒介参与实验的读取物化身体作为一个网站内种族和争议性的分类更为广泛的命令殖民地,使我们能够动态定位中的加工过程coarticulación种族类别和尸体racializados lingüísticas和声音instanciadas品种(小国,2020年)。它还允许我们探讨在这些背景下,人们如何与(或不)不同形式的主体性和种族身份相关。在这方面,有必要仔细分析以一起interaccionales背景、相关大风,地缘政治等方面讨论试图系种族和种族成员通过标准从特征显现出来、物理和声乐estilizaciones conceptualizaciones族谱、想法、做法和传统遗产。这种分析为我们提供了一个想法,即在地缘政治边界内和跨越地缘政治边界的运动可能会以不同的方式突出或掩盖社会行动者以前在其他种族秩序中的定位方式。它还使我们能够辨别人们对种族、民族和语言类别和界限的不同和复杂的定位方式。最后,它揭示了相互联系的种族和语言秩序如何随着时间和空间的变化而变化,为不同的政治和经济项目服务。
本文章由计算机程序翻译,如有差异,请以英文原文为准。
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Enfoques raciolingüísticos y análisis multidimensionales de los vínculos entre la raza, el lenguaje y el poder

El enfoque raciolingüístico de Flores y Rosa brinda un importante marco político, histórico, relacional y sensorial para entender cómo se racializan las personas y cómo la acción social se vuelve interpretable a través de un lente racializado. Me baso en este análisis para subrayar la importancia de que estudios que se enfoquen en la raza y el lenguaje consideren un análisis multivectorial que sea dinámico, histórico y consciente de las complejas relaciones de poder involucradas en vincular la raza y el lenguaje. Según entiendo, el argumento de Flores y Rosa es un llamado a evitar un enfoque analítico que trate la raza y su relación con el lenguaje como categorías ahistóricas descontextualizadas a través del espacio y el tiempo.

La atención a la interfaz sensorial que impacta cómo se experimenta la raza en forma interactiva también significa prestar atención a las circunstancias históricas y las relaciones de poder que producen la raza como una categoría perceptible de diferenciación social, ya sea través de aspectos del habla y el lenguaje, la apariencia física, la ascendencia genealógica, y/o cualquier característica que se asocie históricamente con categorías raciales en un lugar y tiempo determinado. Esto requiere el reconocimiento y análisis simultáneo de la raza como una construcción colonial, como un ancla de las relaciones sociales, y una base para ciertas formas de identidad. En este ensayo, discuto brevemente las categorías raciales como órdenes coloniales complejos y multifacéticos, luego destaco un marco multivectorial que, al reconocer la multidimensionalidad de la instanciación racial, permite un análisis de cómo la raza y su relación con los fenómenos lingüísticos podrían construirse, experimentarse, reproducirse y ser desafiados.

Pensar en la colonialidad como productora de los órdenes sociales modernos que a su vez producen la raza como importante vector y representante de las experiencias socioculturales a través de diferentes situaciones históricas y geopolíticas nos permite ver, analíticamente, cómo estas categorías producen también intersticios y vacíos donde las limitaciones y excesos de las categorías presupuestas son insuficientes y no corresponden claramente a conceptualizaciones y experiencias identitarias y lingüísticas vividas. Con el objetivo de comprender las formas multifacéticas y duraderas en que los proyectos coloniales europeos han estructurado sistemas de conocimiento, jerarquías y cultura para reproducir el poder colonial eurocéntrico, debemos preguntarnos: ¿qué se borra, excluye, o sobredetermina en las amplias categorías de lenguaje y raza que usamos para trazar patrones demográficos?

En este contexto, las discusiones sobre raza pueden entenderse con relación a los modos distintivos de organizar diferencia dentro de la colonialidad. El concepto de colonialidad (Quijano, 2000) apunta a las condiciones epistemológicas que se configuran según las circunstancias político-económicas de las relaciones coloniales. Ángela Reyes (2020) aplica este concepto a ideas sobre mestizaje racial e hibridez lingüística para entenderlos, no como atributos de las personas y del habla, sino como atributos de la posición del sujeto oyente, tal como lo define Inoue (2006). Reyes ofrece una comprensión importante sobre cómo nociones de hibridez suponen la pureza de las categorías que forman al llamado híbrido: es la construcción del sujeto puro lo que posibilita lo híbrido como categoría y potencial problema. Bajo esta luz, podemos ver cómo el ensayo de Flores y Rosa nos invita a contemplar cómo los marcos analíticos que elegimos pueden terminar reproduciendo las mismas categorías y procesos sociales que nuestros cuestionamientos buscan desmantelar. Este enfoque busca no dar por sentadas las categorías demográficas y las variedades lingüísticas denominadas sino tratarlas como procesos que requieren cuidadosa atención y desentrañamiento.

La concepción de desvinculación de Mignolo (2007) parece particularmente relevante para extender las ideas de Reyes al argumento de Flores y Rosa. Con el ímpetu de “cambiar los términos de la conversación”, una estrategia dentro de la propuesta decolonial de Mignolo es “desnaturalizar conceptos y campos conceptuales que totalizan una realidad” (459). Este enfoque enfatiza las exterioridades producidas a través de la retórica de la modernidad y encuentra una posibilidad en una “Geopolítica del conocimiento (por ejemplo, emergiendo de diferentes localidades históricas del mundo que han padecido los efectos y consecuencias de la expansión capitalista e imperial occidental)…” (462): una desnaturalización de las categorías producidas por una lógica moderna/colonialista para desmantelar su manto de universalidad y naturalidad. La propuesta de Mignolo (y Quijano) implica una praxis de investigación originada en la exploración de las categorías y formas de pensar que emergen en diferentes localidades de conocimiento geo-político.

Para desvincular la raza de las características asociadas con las categorías raciales, e inspirado en lo que Anzaldúa (1987) llama “pensamiento fronterizo,” Mignolo argumenta que los analistas deben participar en modos de pensar que van más allá de las categorías dadas para interrogarlas, interrumpirlas y rebasarlas analíticamente (497-8). Con relación al llamado de Flores y Rosa a considerar simultáneamente cómo la raza y el lenguaje se han convertido en separables y, al mismo tiempo, se han conaturalizado en jerarquías lingüísticas y raciales conjuntas, la atención al rol de la lengua en estos procesos no está tanto en rastrear relaciones o hacer que unas representen a las otras, sino en dar sentido a las formas en que la raza y las lenguas ubican sujetos, derechos y posibilidades. Asimismo, el llamado también está en abordar cómo las diferentes percepciones e ideologías de la raza borran matices en discusiones sobre múltiples ancestros, afectos lingüísticos inesperados y otras nociones de herencia e identidad que podrían anclar e interrumpir identificaciones y percepciones raciales complicadas. Aquí, las nociones de escala son importantes para dar sentido a los entrelazamientos coloniales que determinan valores y derechos para las diferentes categorías raciales, así como los atributos asociados con la pertenencia a ellos a nivel personal, de interacción y estructural.

Mi trabajo (Feliciano-Santos, 2019, 2021) busca comprender cómo se han producido y experimentado las categorías y órdenes etnoraciales en Puerto Rico a fin de dilucidar las complejas, enmarañadas y a veces contradictorias formas en que las ambigüedades comunicativas, las diferentes experiencias y las historias familiares pueden interrumpir narrativas totalizadoras sobre identidad nacional y colonial. Desde esta perspectiva, analizo prácticas lingüísticas, diversas y disputadas, que surgen de una variedad de marcos epistemológicos para el entendimiento de la historia, la identidad y el lenguaje, así como la movilización política y el activismo que surgen de estos entendimientos. Abordo cómo se producen los límites discursivos y los modos de interpretar la identidad y la alteridad etnoracial a través del análisis del rol de los proyectos coloniales en la construcción de órdenes raciales y lingüísticos contemporáneos. Al considerar cómo la lógica racial(izante) colonial distribuye el privilegio, la marginación y la elisión a través de alternar cooptación, celebración y trivialización, y al resaltar la co-emergencia de variedades lingüísticas y categorías etnoraciales, podemos ver cómo las personas navegan y responden al poder estructural y discursivo que intenta narrarles y delimitarles.

Con relación al argumento de Flores y Rosa, destaco cuatro vectores de análisis considerando las relaciones multifacéticas entre identidad, raza y lengua. Estos conceptos están cargados con el bagaje de las relaciones que las diferentes personas tienen con la raza, tanto a nivel de la identidad como de la categoría social, dentro de un sistema más amplio de órdenes raciales jerárquicos. Estos vectores ayudan a desentrañar analíticamente la raza como experiencia subjetiva, como categoría estructural y como modo de relacionarse. Subrayo estos vectores ya que son puntos de debate respecto a cómo las personas definen la raza y el papel de esta en sus vidas, brindándonos diferentes anclas para comprender la relación entre raza, lengua e identidad.

El primer vector propone cómo un análisis histórico que considera la colonialidad permite apreciar cómo los debates, ambigüedades y ambivalencias sobre la raza son el resultado de los procesos coloniales que producen órdenes sociales, y cómo estos han conseguido que la raza sea interpretable a través de modos de ver y saber enraizados en epistemologías geo-históricamente distintivas, a veces superpuestas y a veces contradictorias (Saldaña-Portillo, 2016). Los procesos que producen, silencian y disciplinan los campos epistemológicos y semióticos que generan y organizan las relaciones sensoriales, materiales, históricas y jerárquicas de la interpretabilidad racial son un sitio clave para comprender los debates contemporáneos sobre la relación entre lengua, raza, ascendencia, identidad y subjetividad política. Por ejemplo, dentro del contexto estadounidense, ¿cómo se relaciona la hipervisibilidad, la invisibilidad o la audibilidad de las categorías raciales con las complicadas formas en que los órdenes raciales han intentado restringir a diferentes grupos al servicio de proyectos políticos y económicos imperiales que han convertido a algunas personas en mano de obra, a otras en obstáculos para la apropiación de la tierra y a otras más en las fronteras encarnadas de la nación?

El segundo vector considera la relación que pueden tener personas particulares con categorías sociales de raza. En este sentido, encuentro útil el concepto de “sinceridad racial” de John L. Jackson Jr. (2005). Este sugiere que la sinceridad racial se distinga analíticamente de las nociones de autenticidad racial y se tenga en cuenta “cómo las personas tornan su pensar y sentir las identidades en existencia palpable, especialmente cuando tales identidades operan dentro de un contexto social que incluye tantas causalidades más allá de su control inmediato” (11). Esta perspectiva muestra las complicadas relaciones que los individuos tienen con sus ancestros conocidos y desconocidos, sus categorías raciales asignadas y reclamadas, y los múltiples modos de pensar la raza y los órdenes raciales a través de las trayectorias geohistóricas y las fronteras políticas a través de las cuales se mueve la gente. Este aspecto de cómo las personas se relacionan con la raza nos recuerda que las relaciones entre raza, identidad y lenguaje no están estancadas ni son siempre fácilmente evaluadas a través de actos de percepción externa.

El tercer vector aborda la relación de percibir a los demás con los aspectos perceptibles y conocibles de evaluar racialmente y asignar categorías raciales a otros. Este vector destaca cómo los órdenes y jerarquías raciales se reproducen estructuralmente independientemente de si los agentes sociales experimentan una interacción en términos de raza, como por ejemplo en la experiencia y producción de prejuicios raciales. Trabajos como Everyday Language of White Racism de Jane Hill (2008) y otros (Chun, 2016, Pardo, 2013) muestran cómo diferentes teorías sobre los orígenes del racismo arrojan luz sobre los mecanismos y la escala en la que se supone opera el racismo, ya sea individual, interpersonal o estructural. Este enfoque también destaca la comprensión de cómo las percepciones institucionales e interactivas de la raza impactan sobre los agentes sociales que están racializados dentro de categorías específicas junto con las formas en que esto conduce a la reproducción de categorías y efectos raciales.

El cuarto vector contempla la interacción de las relaciones previas considerando la formación histórica de agrupaciones y tradiciones en torno a las experiencias racializadas. Si se forman tales agrupaciones, ¿cómo definen la inclusión basándose en historias y experiencias compartidas? ¿Cómo se relacionan estos criterios con la percepción propia y ajena de las categorías, la habitabilidad, y las órdenes raciales? Aquí es donde vemos debates sobre raza en términos de categorías y pertenencia, quizás más cerca de los debates sobre la “autenticidad” con los que Jackson contrasta su concepto de sinceridad. En lugar de una relación interior con las categorías y afirmaciones raciales, vemos valoraciones relacionales de la identidad e identificación raciales que a menudo funcionan dentro de lo que Bucholtz y Hall (2005) proponen como un marco de identidad e interacción. Este proceso siempre está lleno del potencial de disyunción (Meek, 2011) y diferencia en cómo los agentes fundamentan categorías e interpelaciones raciales.

Considerar los diferentes procesos y vectores involucrados en experimentar y leer el cuerpo como un sitio de materialización racial y categorización disputada dentro de órdenes coloniales más amplios, nos permite ubicar dinámicamente los procesos implicados en la coarticulación de categorías raciales y cuerpos racializados, y de variedades lingüísticas y voces instanciadas (Smalls, 2020). Asimismo, nos permite abordar cómo las personas se relacionan (o no) a formas diferentes de subjetividad e identidad racial en estos contextos. En este sentido, es necesario un análisis cuidadoso del habla junto a otros contextos interaccionales, temporales y geopolíticos relevantes para dar sentido a los debates que intentan anclar la raza y la pertenencia racial a través de criterios que van desde características perceptibles, a estilizaciones físicas y vocales, a conceptualizaciones de la genealogía, a ideas sobre las tradiciones, las prácticas y el patrimonio. Tal análisis nos ofrece una idea de las formas en que el movimiento dentro y a través de las fronteras geopolíticas podría diferentemente resaltar u ofuscar los modos en que los agentes sociales se han posicionado anteriormente dentro de otros órdenes raciales. También nos permite discernir las diferentes y complejas formas en que las personas se orientan hacia categorías y límites raciales, étnicos y lingüísticos. Por último, hace perceptible cómo los órdenes raciales y lingüisticos que se han vinculado pueden cambiar en el tiempo y el espacio al servicio de distintos proyectos político-económicos.

El análisis de estas anclas raciales ofrece un sendero para tratar en detalle las formas polisémicas, ambiguas, indeterminadas, a veces inconmensurables y a menudo cuestionadas, del significado y la interpretación de la raza, la posibilidad racial y sus relaciones dinámicas con variedades lingüísticas según las personas atraviesan escalas espaciotemporales y fronteras políticas geohistóricas, ya sea forzosamente o por voluntad propia, invitadas o no, desempoderadas o en posición de poder. Nos permite considerar lo que está en juego en los conflictos desde la perspectiva de las lógicas raciales que—según conferidos por los procesos político-económicos y socioculturales surgidos históricamente en diferentes lugares-distribuyen diferencialmente derechos, acceso y valor a distintos seres humanos. En última instancia, el objetivo es desentrañar las relaciones que las personas pueden tener con las categorías raciales ancestrales, vividas y adscritas, y con las comunidades históricas (se traslapen o no con las categorizaciones raciales); prestar atención a qué aspectos de la corporeidad, la cultura, el lenguaje y la práctica social se asocian con la raza y las ordenes raciales; y entender la raza no como una categoría interna y estática, sino como una compleja dinámica emergente de situaciones vividas con lógicas raciales distintivas.

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期刊介绍: Journal of Sociolinguistics promotes sociolinguistics as a thoroughly linguistic and thoroughly social-scientific endeavour. The journal is concerned with language in all its dimensions, macro and micro, as formal features or abstract discourses, as situated talk or written text. Data in published articles represent a wide range of languages, regions and situations - from Alune to Xhosa, from Cameroun to Canada, from bulletin boards to dating ads.
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