A. De Luca (Docteur en médecine, Docteur en sciences)
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Su diagnóstico fue objeto de recomendaciones actualizadas por la Haute Autorité de Santé (HAS) francesa en 2019; consiste en combinar un criterio fenotípico (índice de masa corporal, estancamiento o pérdida de peso, disminución de la masa o de la función muscular) con un criterio etiológico (disminución de la ingesta alimentaria y de la absorción, situación de riesgo). Esto implica evaluar la cinética de crecimiento ponderal y estatural y buscar signos clínicos de desnutrición y su causa. No se requieren pruebas complementarias para diagnosticar la desnutrición. Las causas pueden agruparse en tres marcos principales: reducción de la ingesta, incremento de las necesidades y aumento de las pérdidas. La hospitalización es una situación en la que la desnutrición puede desarrollarse o agravarse, dando lugar a complicaciones, en particular infecciosas. El tratamiento debe incluir un objetivo de peso, que sirve de base para calcular los aportes nutricionales. Cuanto más grave sea la desnutrición, más gradual debe ser la renutrición, para prevenir el síndrome de renutrición inapropiada. Esto puede conseguirse enriqueciendo la dieta, utilizando suplementos nutricionales orales, nutrición enteral (por sonda u ostomía) o nutrición parenteral. El tratamiento debe dar prioridad a la utilización del tubo digestivo si es funcional. A continuación, debe reevaluarse la estrategia nutricional. La evaluación sistemática del estado nutricional y del riesgo nutricional ayudará a reducir las situaciones de desnutrición grave.</div></div>","PeriodicalId":72894,"journal":{"name":"EMC. Pediatria","volume":"59 4","pages":"Pages 1-10"},"PeriodicalIF":0.0000,"publicationDate":"2024-10-28","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":"0","resultStr":"{\"title\":\"Desnutrición infantil\",\"authors\":\"A. 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La desnutrición es el estado de un organismo en desequilibrio nutricional, caracterizado por un balance energético y/o proteico negativo con efectos deletéreos sobre los tejidos, con alteraciones medibles de las funciones corporales y/o de la composición corporal, asociado a una agravación del pronóstico de las enfermedades. En los niños, se observa esencialmente en los hospitales, donde su prevalencia es del 10-20% y se ha mantenido estable en los últimos 30 años. Su diagnóstico fue objeto de recomendaciones actualizadas por la Haute Autorité de Santé (HAS) francesa en 2019; consiste en combinar un criterio fenotípico (índice de masa corporal, estancamiento o pérdida de peso, disminución de la masa o de la función muscular) con un criterio etiológico (disminución de la ingesta alimentaria y de la absorción, situación de riesgo). Esto implica evaluar la cinética de crecimiento ponderal y estatural y buscar signos clínicos de desnutrición y su causa. No se requieren pruebas complementarias para diagnosticar la desnutrición. Las causas pueden agruparse en tres marcos principales: reducción de la ingesta, incremento de las necesidades y aumento de las pérdidas. La hospitalización es una situación en la que la desnutrición puede desarrollarse o agravarse, dando lugar a complicaciones, en particular infecciosas. El tratamiento debe incluir un objetivo de peso, que sirve de base para calcular los aportes nutricionales. Cuanto más grave sea la desnutrición, más gradual debe ser la renutrición, para prevenir el síndrome de renutrición inapropiada. Esto puede conseguirse enriqueciendo la dieta, utilizando suplementos nutricionales orales, nutrición enteral (por sonda u ostomía) o nutrición parenteral. El tratamiento debe dar prioridad a la utilización del tubo digestivo si es funcional. A continuación, debe reevaluarse la estrategia nutricional. La evaluación sistemática del estado nutricional y del riesgo nutricional ayudará a reducir las situaciones de desnutrición grave.