B. Boutillier , A. Frérot , N. Leick , M. Alison , V. Biran
{"title":"早产儿的神经病理","authors":"B. Boutillier , A. Frérot , N. Leick , M. Alison , V. Biran","doi":"10.1016/S1245-1789(23)47445-8","DOIUrl":null,"url":null,"abstract":"<div><p>Las hemorragias intraventriculares (HIV) y la leucomalacia periventricular (LMPV) son las complicaciones neurológicas más frecuentes de la gran prematuridad. Están presentes en el 30% de los prematuros y su incidencia aumenta con la disminución de la edad gestacional. Son raras después de las 32 semanas de amenorrea (SA). El peso al nacer también se correlaciona inversamente con la aparición de una lesión cerebral. Existe una clasificación para cada una de estas patologías. La LMPV corresponde a lesiones fijas de la sustancia blanca (SB). La sintomatología clínica de estas dos patologías es escasa o inespecífica y el diagnóstico se basa en las pruebas de imagen cerebrales, la ecografía transfontanelar (ETF) como primera elección, que es fácil de realizar a la cabecera del paciente, y la resonancia magnética cerebral, que suele realizarse para precisar las anomalías visibles en la ETF o para los prematuros extremos sistemáticamente al término corregido del niño. No existe tratamiento curativo y el tratamiento se basa en la prevención de los factores de riesgo conocidos que son, por ejemplo, los trastornos hemodinámicos, la inestabilidad respiratoria, la adaptación posnatal y las sepsis secundarias. Algunas complicaciones, como la hidrocefalia, pueden tratarse de forma sintomática. A largo plazo, estas patologías causan trastornos del neurodesarrollo, que oscilan de los trastornos neurosensoriales a los trastornos cognitivos, del lenguaje y/o de la motricidad fina a la enfermedad motriz cerebral para las lesiones más graves. El tratamiento y el seguimiento pluridisciplinario de estos niños son esenciales para mejorar su pronóstico.</p></div>","PeriodicalId":72894,"journal":{"name":"EMC. Pediatria","volume":"58 1","pages":"Pages 1-14"},"PeriodicalIF":0.0000,"publicationDate":"2023-03-01","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":"0","resultStr":"{\"title\":\"Patologías neurológicas del prematuro\",\"authors\":\"B. Boutillier , A. Frérot , N. Leick , M. Alison , V. 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Las hemorragias intraventriculares (HIV) y la leucomalacia periventricular (LMPV) son las complicaciones neurológicas más frecuentes de la gran prematuridad. Están presentes en el 30% de los prematuros y su incidencia aumenta con la disminución de la edad gestacional. Son raras después de las 32 semanas de amenorrea (SA). El peso al nacer también se correlaciona inversamente con la aparición de una lesión cerebral. Existe una clasificación para cada una de estas patologías. La LMPV corresponde a lesiones fijas de la sustancia blanca (SB). La sintomatología clínica de estas dos patologías es escasa o inespecífica y el diagnóstico se basa en las pruebas de imagen cerebrales, la ecografía transfontanelar (ETF) como primera elección, que es fácil de realizar a la cabecera del paciente, y la resonancia magnética cerebral, que suele realizarse para precisar las anomalías visibles en la ETF o para los prematuros extremos sistemáticamente al término corregido del niño. No existe tratamiento curativo y el tratamiento se basa en la prevención de los factores de riesgo conocidos que son, por ejemplo, los trastornos hemodinámicos, la inestabilidad respiratoria, la adaptación posnatal y las sepsis secundarias. Algunas complicaciones, como la hidrocefalia, pueden tratarse de forma sintomática. A largo plazo, estas patologías causan trastornos del neurodesarrollo, que oscilan de los trastornos neurosensoriales a los trastornos cognitivos, del lenguaje y/o de la motricidad fina a la enfermedad motriz cerebral para las lesiones más graves. El tratamiento y el seguimiento pluridisciplinario de estos niños son esenciales para mejorar su pronóstico.