{"title":"Recensiones","authors":"María Dolores Teijeira Pablos","doi":"10.18002/da.v0i18.6039","DOIUrl":null,"url":null,"abstract":"Afirmar que la experiencia de una revolución tan profunda, trascendente y traumática como la francesa marcó decisivamente a los que la vivieron no deja de ser una proposición banal, incluso obvia. Sólo cuando el historiador actual se acerca a aquellos acontecimientos, y en especial a las reflexiones que inmediatamente los siguieron, es posible captar algo mejor, sin perder esa prudente distancia que aconseja el espíritu académico, el verdadero alcance de esa evidencia. El lector occidental de hoy que se asoma a la tormenta revolucionaria desde las páginas de un libro de historia, cómodamente instalado en un buen sofá, no está normalmente en las mejores condiciones para experimentar esa empatia que, según determinados teóricos de las ciencias históricas y sociales, es imprescindible para una verdadera comprensión del pasado. Su sensibilidad, embotada por unos medios de comunicación de masas que han terminado por acostumbrarle a contemplar impasiblemente todo tipo de turbulencias políticas —casi siempre presentadas como catástrofes anunciadas y vagamente lejanas— en un mundo marcado por un alto grado de incertidumbre y también de violencia, difícilmente le permitirá entrever aquella aristocrática «dulzura de vivir» prerrevolucionaria de que hablaba Talleyrand ni tampoco apreciar las circunstancias excepcionales y el exaltado pathos del tiempo de revolución abierto en 1789. El lector culto del que hablamos se quedará, en el mejor de los casos, con una visión histórica globalizada y fría, ciertamente imprescindible —la historia, a diferencia de la recreación novelesca, se dirige prioritariamente al raciocinio y se centra en los fenómenos colectivos, sin solazarse en la evocación sentimental ni en los aspectos individuales—, pero probablemente insuficiente. Si uno quiere aproximarse a esa cara menos visible de la historia, digamos a la «dimensión personal» del fenómeno revolucionario, el camino más corto sería dejar de lado la historiografía y recurrir directamente a cierto tipo de fuentes: en primer lugar, desde luego, a las memorias, testimonios y escritos de la revolución, pero también a los análisis políticos de publicistas coetáneos; en tales textos es posible percibir mejor la incidencia de los hechos en la mente de algunos de sus protagonistas —voluntarios o involuntarios— y observar, en suma, la intersección de eso que con cierta","PeriodicalId":33881,"journal":{"name":"Norba Arte","volume":"29 1","pages":""},"PeriodicalIF":0.0000,"publicationDate":"2019-10-28","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":"0","resultStr":"{\"title\":\"Recensiones\",\"authors\":\"María Dolores Teijeira Pablos\",\"doi\":\"10.18002/da.v0i18.6039\",\"DOIUrl\":null,\"url\":null,\"abstract\":\"Afirmar que la experiencia de una revolución tan profunda, trascendente y traumática como la francesa marcó decisivamente a los que la vivieron no deja de ser una proposición banal, incluso obvia. 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