El mielomeningocele (MMC) es la anomalía de cierre del tubo neural más frecuente, así como la más grave. Tiene como resultado la aparición de discapacidades diversas, en función del nivel de la malformación en la columna vertebral (y, por lo tanto, de la afectación medular), que incluyen hidrocefalia, la descompensación de una malformación de Chiari II, lesiones ortopédicas, lesiones genitoesfinterianas, dolor neuropático, etc. El Management Of Myelomeningocele Study (MOMS Trial), publicado en 2011, demostró un beneficio muy claro para el feto de la cirugía abierta in utero: porcentaje de derivación ventricular reducido a la mitad (riesgo relativo [RR]: 0,48; 0,36-0,64; p <0,001) y dos veces más posibilidades de andar sin aparatos (RR: 2,01; 1,16-3,58; p = 0,01). La técnica requiere practicar una histerotomía, que permite exponer el feto, seguida de una reparación plano por plano, según la técnica utilizada posnatalmente, de la malformación fetal. No obstante, este procedimiento comporta riesgos fetales (muerte, prematuridad, corioamnionitis, etc.) y riesgos maternos (hemorragia, ruptura uterina, etc.) que nuevas vías de acceso como la fetoscopia o las terapias fetales no quirúrgicas (inyección de células madre o de factores de crecimiento, por ejemplo) quizás permitirán limitar al máximo.