{"title":"El poder biopolítico oculto de la arquitectura. La descajanegrización del túnel entre dos edificios brutalistas en un campus de Berlín","authors":"Jorge Caminero Gabernet, Atxu Amann Alcocer","doi":"10.14198/i2.23577","DOIUrl":null,"url":null,"abstract":"El Instituto de Investigación para Medicina Experimental y el Instituto de Higiene y Medicina Medioambiental son dos edificios del Campus Universitario de la Charité en la ciudad de Berlín. La controversia suscitada en el año 2020 a raíz de la posible demolición del conjunto edificatorio de gran calidad arquitectónica y el debate sobre su conservación como patrimonio edificado de la Arquitectura Brutalista, han sacado a la luz el túnel de conexión entre ambos, utilizado originalmente para transportar residuos biológicos y cadáveres de animales. El objeto de este artículo es cómo la arquitectura se constituye como materia política. El túnel, como infraestructura subterránea de la muerte materializa la relación funcional invisible y subpolítica de la conexión entre las salas de operaciones de experimentación animal del edificio Mäusebunker y los laboratorios de investigación sobre medicina humana en el Instituto de Higiene. Descajanegrizar esta escenografía construida del dominio y el uso de los animales por los humanos y de su apropiación bajo el pretexto de ser el objeto de estudio por la ciencia, permite explorar desde un enfoque más-que-humano las relaciones que se establecen entre naturaleza, cultura y arquitectura. Dentro de una relación biotecnológica entre estos tres ámbitos, se puede desarrollar una aproximación crítica a la arquitectura, no desde las variables formales, lingüísticas o urbanísticas, sino desde su consideración como dispositivo de control biopolítico sobre las entidades de naturaleza no humana. De este modo, al trasladar la atención desde los edificios al debate que el túnel de conexión oculto promueve, la arquitectura se convierte en un instrumento político que insta a la conversación sobre los procesos inscritos, ahora hechos públicos.","PeriodicalId":403203,"journal":{"name":"i2 Investigación e Innovación en Arquitectura y Territorio","volume":"39 1","pages":"0"},"PeriodicalIF":0.0000,"publicationDate":"2023-07-26","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":"0","resultStr":null,"platform":"Semanticscholar","paperid":null,"PeriodicalName":"i2 Investigación e Innovación en Arquitectura y Territorio","FirstCategoryId":"1085","ListUrlMain":"https://doi.org/10.14198/i2.23577","RegionNum":0,"RegionCategory":null,"ArticlePicture":[],"TitleCN":null,"AbstractTextCN":null,"PMCID":null,"EPubDate":"","PubModel":"","JCR":"","JCRName":"","Score":null,"Total":0}
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Abstract
El Instituto de Investigación para Medicina Experimental y el Instituto de Higiene y Medicina Medioambiental son dos edificios del Campus Universitario de la Charité en la ciudad de Berlín. La controversia suscitada en el año 2020 a raíz de la posible demolición del conjunto edificatorio de gran calidad arquitectónica y el debate sobre su conservación como patrimonio edificado de la Arquitectura Brutalista, han sacado a la luz el túnel de conexión entre ambos, utilizado originalmente para transportar residuos biológicos y cadáveres de animales. El objeto de este artículo es cómo la arquitectura se constituye como materia política. El túnel, como infraestructura subterránea de la muerte materializa la relación funcional invisible y subpolítica de la conexión entre las salas de operaciones de experimentación animal del edificio Mäusebunker y los laboratorios de investigación sobre medicina humana en el Instituto de Higiene. Descajanegrizar esta escenografía construida del dominio y el uso de los animales por los humanos y de su apropiación bajo el pretexto de ser el objeto de estudio por la ciencia, permite explorar desde un enfoque más-que-humano las relaciones que se establecen entre naturaleza, cultura y arquitectura. Dentro de una relación biotecnológica entre estos tres ámbitos, se puede desarrollar una aproximación crítica a la arquitectura, no desde las variables formales, lingüísticas o urbanísticas, sino desde su consideración como dispositivo de control biopolítico sobre las entidades de naturaleza no humana. De este modo, al trasladar la atención desde los edificios al debate que el túnel de conexión oculto promueve, la arquitectura se convierte en un instrumento político que insta a la conversación sobre los procesos inscritos, ahora hechos públicos.