{"title":"关于社会建设和恋童癖的评论","authors":"Alfonso Martínez-Taboas","doi":"10.37226/rcp.v6i1.7247","DOIUrl":null,"url":null,"abstract":"Freddy A. Panigua plantea en su artículo, utilizando innumerables datos internacionales, que la edad de casamiento y de tener relaciones sexuales en personas jóvenes varía a nivel regional y de país en país. También demuestra que la definición de pedofilia en el DSM-5 podría implicar un escenario en donde una persona no esté cometiendo una falta legal, pero sí podría ser juzgado con un disturbio mental como sería la pedofilia. Por lo tanto, puede ocurrir, y no es raro que ocurra, una disyuntiva entre lo legal y lo psiquiátrico. En el presente escrito, me propongo demonstrar que dicho hallazgo no es sorprendente cuando partimos de una perspectiva basada en la construcción social de la realidad. Al no haber una esencia inmutable, que trasciende épocas y regiones, la construcción social de lo que es un niño y un adolescente, y su madurez para mantener relaciones sexuales, variará de acuerdo a variables de corte político, religioso, social y económico. Asimismo, critico dos posturas del autor, las cuales me parecen insostenibles. La primera mantiene que un “niño” debe ser definido como una persona menor de 18 años. Tal postura ha sido denunciada como una infantilización de los adolescentes. La segunda es su propuesta de que se defina al pedófilo como una persona con 18 años o más y una víctima como una persona menor de 18 años. Esta clasificación llevaría a una persona de 19 años que tenga relaciones con su pareja de 17 años como una persona pedófila, lo que me parece que abre la puerta para que en psiquiatría se continúe la tendencia de ir estrechando cada vez más lo que son conductas normales.","PeriodicalId":93617,"journal":{"name":"Revista caribena de psicologia","volume":"1 1","pages":""},"PeriodicalIF":0.0000,"publicationDate":"2022-11-22","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":"0","resultStr":"{\"title\":\"Comentarios Sobre Construcción Social y Pedofilia\",\"authors\":\"Alfonso Martínez-Taboas\",\"doi\":\"10.37226/rcp.v6i1.7247\",\"DOIUrl\":null,\"url\":null,\"abstract\":\"Freddy A. Panigua plantea en su artículo, utilizando innumerables datos internacionales, que la edad de casamiento y de tener relaciones sexuales en personas jóvenes varía a nivel regional y de país en país. También demuestra que la definición de pedofilia en el DSM-5 podría implicar un escenario en donde una persona no esté cometiendo una falta legal, pero sí podría ser juzgado con un disturbio mental como sería la pedofilia. Por lo tanto, puede ocurrir, y no es raro que ocurra, una disyuntiva entre lo legal y lo psiquiátrico. En el presente escrito, me propongo demonstrar que dicho hallazgo no es sorprendente cuando partimos de una perspectiva basada en la construcción social de la realidad. Al no haber una esencia inmutable, que trasciende épocas y regiones, la construcción social de lo que es un niño y un adolescente, y su madurez para mantener relaciones sexuales, variará de acuerdo a variables de corte político, religioso, social y económico. Asimismo, critico dos posturas del autor, las cuales me parecen insostenibles. La primera mantiene que un “niño” debe ser definido como una persona menor de 18 años. Tal postura ha sido denunciada como una infantilización de los adolescentes. La segunda es su propuesta de que se defina al pedófilo como una persona con 18 años o más y una víctima como una persona menor de 18 años. Esta clasificación llevaría a una persona de 19 años que tenga relaciones con su pareja de 17 años como una persona pedófila, lo que me parece que abre la puerta para que en psiquiatría se continúe la tendencia de ir estrechando cada vez más lo que son conductas normales.\",\"PeriodicalId\":93617,\"journal\":{\"name\":\"Revista caribena de psicologia\",\"volume\":\"1 1\",\"pages\":\"\"},\"PeriodicalIF\":0.0000,\"publicationDate\":\"2022-11-22\",\"publicationTypes\":\"Journal Article\",\"fieldsOfStudy\":null,\"isOpenAccess\":false,\"openAccessPdf\":\"\",\"citationCount\":\"0\",\"resultStr\":null,\"platform\":\"Semanticscholar\",\"paperid\":null,\"PeriodicalName\":\"Revista caribena de psicologia\",\"FirstCategoryId\":\"1085\",\"ListUrlMain\":\"https://doi.org/10.37226/rcp.v6i1.7247\",\"RegionNum\":0,\"RegionCategory\":null,\"ArticlePicture\":[],\"TitleCN\":null,\"AbstractTextCN\":null,\"PMCID\":null,\"EPubDate\":\"\",\"PubModel\":\"\",\"JCR\":\"\",\"JCRName\":\"\",\"Score\":null,\"Total\":0}","platform":"Semanticscholar","paperid":null,"PeriodicalName":"Revista caribena de psicologia","FirstCategoryId":"1085","ListUrlMain":"https://doi.org/10.37226/rcp.v6i1.7247","RegionNum":0,"RegionCategory":null,"ArticlePicture":[],"TitleCN":null,"AbstractTextCN":null,"PMCID":null,"EPubDate":"","PubModel":"","JCR":"","JCRName":"","Score":null,"Total":0}
引用次数: 0
摘要
Freddy a . Panigua在他的文章中使用了大量的国际数据,指出年轻人结婚和做爱的年龄在地区和国家之间是不同的。它还表明,DSM-5中对恋童癖的定义可能涉及这样一种情况,即一个人没有犯法律错误,但可以像恋童癖一样被审判为精神障碍。因此,法律和精神之间的选择可能会发生,而且并不罕见。在这篇文章中,我打算证明,当我们从基于现实的社会建构的角度出发时,这一发现并不令人惊讶。由于没有超越时代和地区的不变的本质,儿童和青少年的社会建构,以及他们维持性关系的成熟度,将根据政治、宗教、社会和经济变量而变化。我也批评作者的两个立场,我认为这是站不住脚的。第一种观点认为,“儿童”应该被定义为18岁以下的人。这种立场被谴责为对青少年的幼稚化。第二,他建议将恋童癖定义为18岁或以上的人,将受害者定义为18岁以下的人。这种分类会导致一个19岁的人和他17岁的伴侣有关系的人是恋童癖者,在我看来,这为精神病学继续缩小正常行为的趋势打开了大门。
Freddy A. Panigua plantea en su artículo, utilizando innumerables datos internacionales, que la edad de casamiento y de tener relaciones sexuales en personas jóvenes varía a nivel regional y de país en país. También demuestra que la definición de pedofilia en el DSM-5 podría implicar un escenario en donde una persona no esté cometiendo una falta legal, pero sí podría ser juzgado con un disturbio mental como sería la pedofilia. Por lo tanto, puede ocurrir, y no es raro que ocurra, una disyuntiva entre lo legal y lo psiquiátrico. En el presente escrito, me propongo demonstrar que dicho hallazgo no es sorprendente cuando partimos de una perspectiva basada en la construcción social de la realidad. Al no haber una esencia inmutable, que trasciende épocas y regiones, la construcción social de lo que es un niño y un adolescente, y su madurez para mantener relaciones sexuales, variará de acuerdo a variables de corte político, religioso, social y económico. Asimismo, critico dos posturas del autor, las cuales me parecen insostenibles. La primera mantiene que un “niño” debe ser definido como una persona menor de 18 años. Tal postura ha sido denunciada como una infantilización de los adolescentes. La segunda es su propuesta de que se defina al pedófilo como una persona con 18 años o más y una víctima como una persona menor de 18 años. Esta clasificación llevaría a una persona de 19 años que tenga relaciones con su pareja de 17 años como una persona pedófila, lo que me parece que abre la puerta para que en psiquiatría se continúe la tendencia de ir estrechando cada vez más lo que son conductas normales.