Describir otros motivos de solicitud de serología VIH en servicios de urgencias (SU) diferentes a los 6 definidos en el documento de consenso SEMES-GESIDA (DC-SEMES-GESIDA) y analizar si fuera eficiente incluir alguno de ellos en el futuro.
Revisión de todas las serologías VIH realizadas durante 2 años en 20 SU catalanes. Las serologías solicitadas por motivos no definidos por el DC-SEMES-GESIDA se agruparon por condiciones comunes, se calculó la prevalencia (IC 95%) de seropositividad para cada condición, y se consideraron eficientes aquellas cuyo límite inferior del IC 95% fue > 0,1%. El análisis de sensibilidad consideró que la serología se hubiese realizado solo al 20% de casos atendidos y que el 80% restante hubiese sido seronegativo.
Hubo 8.044 serologías realizadas por 248 condiciones no recomendadas por DC-SEMES-GESIDA, en 17 hubo seropositivos y en 12 la realización de serología VIH resultaría eficiente. La prevalencia más elevada de detección correspondería a pacientes con procedencia de países con alta prevalencia de VIH (7,41%, 0,91-24,3), linfopenia (4,76%, 0,12-23,8), trombocitopenia (4,37%, 1,20-10,9), adenopatías (3,45%, 0,42-11,9), meningoencefalitis (3,12%, 0,38-10,8) y consumo de drogas (2,50%, 0,68-6,28). El análisis de sensibilidad confirmó eficiencia en 6 de ellas: procedencia de país con alta prevalencia de VIH, trombocitopenia, consumo de drogas de abuso, síndrome tóxico, trastorno conductual-confusional-agitación y fiebre de origen desconocido.
La estrategia de detección dirigida de VIH en SU del DC-SEMES-GESIDA podría incluir eficientemente otras circunstancias previamente no contempladas; las más rentables serían procedencia de país con alta prevalencia de VIH, trombocitopenia, consumo de drogas de abuso, síndrome tóxico, alteración conductual-confusional-agitación y fiebre de origen desconocido.
Estimar la incidencia de diagnóstico de neumonía en pacientes mayores en los servicios de urgencias (SU) españoles, necesidad de hospitalización, eventos adversos y capacidad predictiva de biomarcadores.
Se incluyeron pacientes de ≥ 65 años con neumonía atendidos en 52 SU españoles. Como eventos adversos, se recogió mortalidad intrahospitalaria y a los 30 días y el ingreso en unidad de cuidados intensivos (UCI). Se calcularon las odds ratio (OR) ajustadas con su intervalo de confianza de 95% (IC 95%) de estos eventos y se investigó la capacidad predictiva de cinco biomarcadores de uso habitual en urgencias (leucocitos, hemoglobina, proteína-C reactiva, glucosa, creatinina) mediante área bajo la curva de la característica operativa del receptor (ABC-COR).
Se incluyeron 591 pacientes con neumonía (incidencia anual de 18,4 por 1.000 habitantes). La hospitalización fue del 78%. La mortalidad global a 30 días fue de 14,2% y la intrahospitalaria de 12,9%. La dependencia funcional se asoció a ambos eventos (OR = 4,453, IC 95% = 2,361-8,400; y OR = 3,497, IC 95% = 1,578-7,750, respectivamente), así como la comorbilidad grave (2,344, 1,363-4,030 y 2,463, 1,252-4,846, respectivamente). El ingreso en UCI durante la hospitalización aconteció en 3,5%. La capacidad predictiva de los biomarcadores solo resultó moderada para creatinina para ingreso en UCI (ABC-COR = 0,702, IC 95% = 0,536-0,869) y para leucocitos para evento adverso post-alta (0,669, 0,540-0,798).
La neumonía es un diagnóstico frecuente en los pacientes mayores que consultan en SU. Su situación basal, especialmente dependencia funcional y comorbilidad, es el factor que más se asocia a eventos adversos. Los biomarcadores analizados no tienen buena capacidad individual predictiva de eventos adversos.
Conocer el grado de aplicación de las recomendaciones de cribado de cáncer en personas con VIH (PCVIH) en España.
Se diseñó un cuestionario autoadministrado sobre las estrategias empleadas para la detección precoz de los principales tipos de cáncer en PCVIH. La encuesta se distribuyó electrónicamente entre los médicos vinculados a la cohorte nacional CoRIS.
Se recibieron 106 cuestionarios procedentes de 12 comunidades autónomas, con una tasa global de respuesta entre los que accedieron al cuestionario del 60,2%. La mayoría respondieron que seguían las recomendaciones de las guías de práctica clínica para la detección precoz de los cánceres de hígado (94,3%), cérvix (93,2%) y mama (85,8%). En el cáncer colorrectal y anal la proporción fue del 68,9% y del 63,2%, y en el de próstata y pulmón del 46,2% y del 19,8%, respectivamente. En hospitales con mayor número de camas se observó una tendencia a realizar más cribados y una mayor participación de las unidades de enfermedades infecciosas/VIH en el cribado. Se observaron diferencias significativas en la frecuencia de cribados de cáncer colorrectal y anal entre las comunidades autónomas. Las razones más frecuentes para no realizar cribado fueron la escasez de recursos materiales y/o humanos y la falta de información sobre las recomendaciones en las guías de práctica clínica.
Existen barreras y oportunidades para extender los programas de cribado de cáncer en las PCVIH, especialmente en los cánceres colorrectal, anal y pulmonar. Se necesita asignar recursos para el diagnóstico precoz del cáncer en las PCVIH, pero también difundir las recomendaciones de cribado entre los médicos especialistas.
The use of systemic corticosteroids during Epstein-Barr virus (EBV)-induced infectious mononucleosis is a controversial but widespread practice. We aimed to investigate the frequency of complications in adolescents and adults with infectious mononucleosis in relation to the use of corticosteroids.
We reviewed the clinical records of 396 patients admitted to the hospital with infectious mononucleosis (52.0% male; median age, 19 years; range, 15–87 years), with a focus on both short-term (infectious and non-infectious) and long-term (hematological malignancies) complications in relation to corticosteroid use.
A total of 155 (38.6%) patients received corticosteroids at some point during infectious mononucleosis. Corticosteroid use was significantly (P ≤ 0.002) associated with sore throat, lymphadenopathy, leukocytosis, and with antibiotics use (mainly indicated after suspicion of tonsillar bacterial superinfection). Overall, 139/155 (89.7%) patients who were treated with corticosteroids also received antibiotics either before or during hospitalization, compared with 168/241 (69.7%) patients who did not. The frequency of short-term severe complications, either infectious (peritonsillar–parapharyngeal abscess or bacteremia) or non-infectious (splenic rupture, severe thrombocytopenia, myopericarditis, or lymphocytic meningitis) were similar in patients receiving and not receiving corticosteroids. After a median of 15 years of follow-up, only one Hodgkin's lymphoma was diagnosed, in a patient who was not treated with corticosteroids during infectious mononucleosis.
The use of systemic corticosteroids during EBV-induced infectious mononucleosis is generally safe, at least with concomitant antibiotic therapy. However, this should not encourage the use of corticosteroids in this context, given that their efficacy has yet to be demonstrated.