Los episodios epilépticos constituyen un motivo frecuente de consulta en los niños: se trata del motivo más frecuente en las urgencias de neurología pediátrica. Puede tratarse de un primer episodio epiléptico o de una recurrencia en un niño objeto de seguimiento por epilepsia. Cuando se trata de un primer episodio epiléptico o de una serie de episodios epilépticos en un niño al que no se le está haciendo un seguimiento por epilepsia, es importante seguir un procedimiento estructurado, basado esencialmente en la clínica. Tras haber descartado un episodio paroxístico no epiléptico, la actitud diagnóstica consiste en averiguar si puede tratarse de un episodio epiléptico sintomático, también calificado como episodio epiléptico ocasional. El episodio ocasional es el síntoma de una condición transitoria, como un trastorno electrolítico o una intoxicación farmacológica sin relación con la epilepsia. El proceso diagnóstico debe empezar descartando las causas graves y curables. Cuando el niño tiene fiebre, se debe pensar en primer lugar en una infección del sistema nervioso central, mientras que en un niño sin fiebre se debe buscar una causa traumática. La realización de pruebas complementaras puede ser necesaria, pero no deben llevarse a cabo de forma sistemática. Lo que orienta la elección de las investigaciones son los datos proporcionados por la anamnesis y la exploración física. Si el episodio epiléptico persiste durante más de 5 minutos, se debe instaurar un tratamiento urgente (benzodiazepina como tratamiento de primera línea), en asociación con el tratamiento causal, a fin de prevenir la aparición de un episodio epiléptico prolongado.