Este artículo intenta explicar el rol que juegan los recursos sociales en el desarrollo de las comunidades desde un punto de vista del Capital Humano y Social. Además, de qué manera la creciente concentración geográfica (urbanización) ha influenciado en su desempeño. Por último, a través de la introducción de aspectos microeconométricos se pretende a través de un modelo de medición del desempeño y modelación para este tipo de recursos sociales, explicar la inequidad de este tipo de crecimiento. Este trabajo se estructura de la siguiente forma: en la primera parte se revisarán algunos conceptos de concentración, posteriormente se analizará la relación entre capital humano y crecimiento, para continuar con las explicaciones y alcances del capital social. Finalizando con la modelamiento y algunas conclusiones.
{"title":"Concentración social: crecimiento y desempeño del capital humano y social","authors":"José Maripani M., Erik Adio M.","doi":"10.53689/ea.v11i2.147","DOIUrl":"https://doi.org/10.53689/ea.v11i2.147","url":null,"abstract":"Este artículo intenta explicar el rol que juegan los recursos sociales en el desarrollo de las comunidades desde un punto de vista del Capital Humano y Social. Además, de qué manera la creciente concentración geográfica (urbanización) ha influenciado en su desempeño. Por último, a través de la introducción de aspectos microeconométricos se pretende a través de un modelo de medición del desempeño y modelación para este tipo de recursos sociales, explicar la inequidad de este tipo de crecimiento. Este trabajo se estructura de la siguiente forma: en la primera parte se revisarán algunos conceptos de concentración, posteriormente se analizará la relación entre capital humano y crecimiento, para continuar con las explicaciones y alcances del capital social. Finalizando con la modelamiento y algunas conclusiones.","PeriodicalId":40144,"journal":{"name":"Encrucijada Americana","volume":"1 1","pages":""},"PeriodicalIF":0.1,"publicationDate":"2019-12-20","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":null,"resultStr":null,"platform":"Semanticscholar","paperid":"76754663","PeriodicalName":null,"FirstCategoryId":null,"ListUrlMain":null,"RegionNum":0,"RegionCategory":"","ArticlePicture":[],"TitleCN":null,"AbstractTextCN":null,"PMCID":"","EPubDate":null,"PubModel":null,"JCR":null,"JCRName":null,"Score":null,"Total":0}
La UNASUR constituye el espacio de concertación y diálogo político más sofisticado de Suramérica. Hace parte del proyecto de liderazgo y autonomía promovido por Brasil desde la década de 2000, a través de las Cumbres Suramericanas de Presidentes, cuyo resultado fue la Comunidad Suramericana de Naciones (CSN) en 2005, antecesora de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) en 2008. Este ensayo analiza el proceso de registro como observador ante la ONU, como parte de su formalización ante la comunidad internacional.
{"title":"La Unasur como observador en la ONU","authors":"Fabio Sánchez","doi":"10.53689/ea.v11i2.148","DOIUrl":"https://doi.org/10.53689/ea.v11i2.148","url":null,"abstract":"La UNASUR constituye el espacio de concertación y diálogo político más sofisticado de Suramérica. Hace parte del proyecto de liderazgo y autonomía promovido por Brasil desde la década de 2000, a través de las Cumbres Suramericanas de Presidentes, cuyo resultado fue la Comunidad Suramericana de Naciones (CSN) en 2005, antecesora de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) en 2008. Este ensayo analiza el proceso de registro como observador ante la ONU, como parte de su formalización ante la comunidad internacional.","PeriodicalId":40144,"journal":{"name":"Encrucijada Americana","volume":"47 3","pages":""},"PeriodicalIF":0.1,"publicationDate":"2019-12-20","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":null,"resultStr":null,"platform":"Semanticscholar","paperid":"72598651","PeriodicalName":null,"FirstCategoryId":null,"ListUrlMain":null,"RegionNum":0,"RegionCategory":"","ArticlePicture":[],"TitleCN":null,"AbstractTextCN":null,"PMCID":"","EPubDate":null,"PubModel":null,"JCR":null,"JCRName":null,"Score":null,"Total":0}
El presente artículo ingresa en la complejidad de las relaciones fronterizas entre Castilla y Granada durante los siglos XIII-XV. A partir del nacimiento del sultanato Nazarí, pareció definirse una relación, a ratos contradictoria y otras veces, colaborativa, entre ambos mundos. La frontera, espacio que se configura a partir de realidades distintas que se enfrentan, se percibió, desde siempre, como un ámbito dinámico en donde la violencia se hizo presente, sobre todo manifestada a partir del “azote” de la cautividad, pero donde, a la vez, llegaron establecerse vinculaciones pacíficas a partir del mecanismo de las treguas.
{"title":"El sultanato Nazarí de Granada y la frontera (S. XIII-XV)","authors":"Diego Melo Carrasco","doi":"10.53689/ea.v11i2.146","DOIUrl":"https://doi.org/10.53689/ea.v11i2.146","url":null,"abstract":"El presente artículo ingresa en la complejidad de las relaciones fronterizas entre Castilla y Granada durante los siglos XIII-XV. A partir del nacimiento del sultanato Nazarí, pareció definirse una relación, a ratos contradictoria y otras veces, colaborativa, entre ambos mundos. La frontera, espacio que se configura a partir de realidades distintas que se enfrentan, se percibió, desde siempre, como un ámbito dinámico en donde la violencia se hizo presente, sobre todo manifestada a partir del “azote” de la cautividad, pero donde, a la vez, llegaron establecerse vinculaciones pacíficas a partir del mecanismo de las treguas.","PeriodicalId":40144,"journal":{"name":"Encrucijada Americana","volume":"36 1","pages":""},"PeriodicalIF":0.1,"publicationDate":"2019-12-20","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":null,"resultStr":null,"platform":"Semanticscholar","paperid":"84224576","PeriodicalName":null,"FirstCategoryId":null,"ListUrlMain":null,"RegionNum":0,"RegionCategory":"","ArticlePicture":[],"TitleCN":null,"AbstractTextCN":null,"PMCID":"","EPubDate":null,"PubModel":null,"JCR":null,"JCRName":null,"Score":null,"Total":0}
«Macchu Picchu se reveló ante mí como el perdurar de la razón por encima del delirio, y la ausencia de sus habitantes, de sus creadores, el misterio de su origen y de silenciosa tenacidad, desencadenaron para mí la lección del orden, que el hombre puede establecer a través de los siglos con su voluntad solidaria...» Entre los invasores de Méjico -oscuros aldeanos, braceros del campo, forzados, aventureros y fugitivos- había un joven soldado llamado Bernal Díaz del Castillo, el cual escribió sus memorias en edad ya bastante avanzada, cincuenta años más tarde, siendo consejero municipal en la América central. He visto, he tenido en mis manos y he leído el enorme manuscrito, asegurado con una cadena a una mesa, al alcance de todos, en el municipio de Guatemala. Es curioso ver encadenado ese gran libro, escrito con una caligrafía clara y esmerada, quizá por alguno de aquellos copistas que abundaban en España, dictado posiblemente por el viejo soldado, desde su sillón o desde el fondo de la cama, pero, desde luego, desde el fondo, de la increíble verdad. Bernal, a pesar de su edad, tenía una memoria que podía facilitarnos los nombres de los caballos y de las yeguas y de cada uno de los hombres, que siguieron a Hernán Cortés. Cuando, en mi adolescencia provinciana, leí las empresas y hazañas de los hombres y de los dioses de la Odisea, o cuando, más tarde, penetré en los laberintos oníricos y eróticos de las Mil y una Noches, pensé que a nadie le correspondería ni podría corresponderle la extraña aventura de una incursión en tales reinos prodigiosos. Me equivoqué. Porque a aquel soldado desconocido le cupo esta aventura: la de darse de manos a boca con una estrella ignorada, llegar de repente a un planeta apenas descubierto, poblado de dioses vivientes, de música infernal, con vestidos de oro. A ese hombre le correspondió dejar las huellas de su paso. Aunque discutible, lo cierto es que aquel esplendor fue aniquilado por la sangre y las sombras. Hombres y vestiduras, templos y construcciones, dioses y reyes, todo fue devorado, destruido y sepultado. La Conquista fue un gran incendio. Los conquistadores de todos los tiempos y todas las latitudes reciben un mundo vasto y resonante, dejan un planeta cubierto de cenizas. Siempre ha sido así. Nosotros los americanos, descendientes de aquellas vidas y de aquella destrucción, hemos tenido que excavar, para buscar debajo de las cenizas imperiales las gemas deslumbradoras y los colosales fragmentos de los dioses perdidos. O también hemos tenido que mirar a las alturas: a veces una torre de los antiguos tiempos, venciendo el miserable paso de los siglos, eleva su orgullo sobre el continente. Porque yo distingo el arte subterráneo y el arte de los espacios abiertos de los antiguos americanos. Y ésta es mi propia manera de conocerlos y comprenderlos. Cuando, en años ya lejanos, vivía exiliado en la Ciudad de Méjico, vinieron dos extraños visitantes con la pretensión de venderme su mercancía: traían un volumino
{"title":"Nuestra América es vasta e intricada","authors":"P. Neruda","doi":"10.53689/ea.v1i1.142","DOIUrl":"https://doi.org/10.53689/ea.v1i1.142","url":null,"abstract":"«Macchu Picchu se reveló ante mí como el perdurar de la razón por encima del delirio, y la ausencia de sus habitantes, de sus creadores, el misterio de su origen y de silenciosa tenacidad, desencadenaron para mí la lección del orden, que el hombre puede establecer a través de los siglos con su voluntad solidaria...» \u0000Entre los invasores de Méjico -oscuros aldeanos, braceros del campo, forzados, aventureros y fugitivos- había un joven soldado llamado Bernal Díaz del Castillo, el cual escribió sus memorias en edad ya bastante avanzada, cincuenta años más tarde, siendo consejero municipal en la América central. He visto, he tenido en mis manos y he leído el enorme manuscrito, asegurado con una cadena a una mesa, al alcance de todos, en el municipio de Guatemala. Es curioso ver encadenado ese gran libro, escrito con una caligrafía clara y esmerada, quizá por alguno de aquellos copistas que abundaban en España, dictado posiblemente por el viejo soldado, desde su sillón o desde el fondo de la cama, pero, desde luego, desde el fondo, de la increíble verdad. Bernal, a pesar de su edad, tenía una memoria que podía facilitarnos los nombres de los caballos y de las yeguas y de cada uno de los hombres, que siguieron a Hernán Cortés. \u0000Cuando, en mi adolescencia provinciana, leí las empresas y hazañas de los hombres y de los dioses de la Odisea, o cuando, más tarde, penetré en los laberintos oníricos y eróticos de las Mil y una Noches, pensé que a nadie le correspondería ni podría corresponderle la extraña aventura de una incursión en tales reinos prodigiosos. Me equivoqué. Porque a aquel soldado desconocido le cupo esta aventura: la de darse de manos a boca con una estrella ignorada, llegar de repente a un planeta apenas descubierto, poblado de dioses vivientes, de música infernal, con vestidos de oro. A ese hombre le correspondió dejar las huellas de su paso. \u0000Aunque discutible, lo cierto es que aquel esplendor fue aniquilado por la sangre y las sombras. Hombres y vestiduras, templos y construcciones, dioses y reyes, todo fue devorado, destruido y sepultado. La Conquista fue un gran incendio. Los conquistadores de todos los tiempos y todas las latitudes reciben un mundo vasto y resonante, dejan un planeta cubierto de cenizas. Siempre ha sido así. Nosotros los americanos, descendientes de aquellas vidas y de aquella destrucción, hemos tenido que excavar, para buscar debajo de las cenizas imperiales las gemas deslumbradoras y los colosales fragmentos de los dioses perdidos. O también hemos tenido que mirar a las alturas: a veces una torre de los antiguos tiempos, venciendo el miserable paso de los siglos, eleva su orgullo sobre el continente. Porque yo distingo el arte subterráneo y el arte de los espacios abiertos de los antiguos americanos. Y ésta es mi propia manera de conocerlos y comprenderlos. \u0000Cuando, en años ya lejanos, vivía exiliado en la Ciudad de Méjico, vinieron dos extraños visitantes con la pretensión de venderme su mercancía: traían un volumino","PeriodicalId":40144,"journal":{"name":"Encrucijada Americana","volume":"48 1","pages":""},"PeriodicalIF":0.1,"publicationDate":"2019-11-27","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":null,"resultStr":null,"platform":"Semanticscholar","paperid":"73106918","PeriodicalName":null,"FirstCategoryId":null,"ListUrlMain":null,"RegionNum":0,"RegionCategory":"","ArticlePicture":[],"TitleCN":null,"AbstractTextCN":null,"PMCID":"","EPubDate":null,"PubModel":null,"JCR":null,"JCRName":null,"Score":null,"Total":0}
El aspecto de un dilatado continente que aparecía en el mundo político, emancipado de sus antiguos dominadores, y agregando de un golpe nuevos miembros a la gran sociedad de las naciones, excitó a la vez el entusiasmo de los amantes de los principios, el temor de los enemigos de la libertad, que veían el carácter distintivo de las instituciones que América escogía, y la curiosidad de los hombres de Estado. Europa, recién convalecida del trastorno en que la revolución francesa puso a casi todas las monarquías, encontró en la revolución de América del Sur un espectáculo semejante al que poco antes de los tumultos de París había fijado sus ojos en la del Norte, pero más grandioso todavía, porque la emancipación de las colonias inglesas no fue sino el principio del gran poder que iba a elevarse de este lado de los mares, y la de las colonias españolas debe considerarse como su complemento. Un acontecimiento tan importante, y que fija una era tan marcada en la historia del mundo político, ocupó la atención de todos los Gabinetes y los cálculos de todos los pensadores. No ha faltado quien crea que un considerable número de naciones colocadas en un vasto continente, e identificadas en instituciones y en origen, y a excepción de los Estados Unidos, en costumbres y religión, formarán con el tiempo un cuerpo respetable, que equilibre la política europea y que, por el aumento de riqueza y de población y por todos los bienes sociales que deben gozar a la sombra de sus leyes, den también, con el ejemplo, distinto curso a los principios gubernativos del Antiguo Continente. Mas pocos han dejado de presagiar que, para llegar a este término lisonjero, teníamos que marchar por una senda erizada de espinas y regada de sangre; que nuestra inexperiencia en la ciencia de gobernar había de producir frecuentes oscilaciones en nuestros Estados; y que mientras la sucesión de generaciones no hiciese olvidar los vicios y resabios del coloniaje, no podríamos divisar los primeros rayos de prosperidad. Otros, por el contrario, nos han negado hasta la posibilidad de adquirir una existencia propia a la sombra de instituciones libres que han creído enteramente opuestas a todos los elementos que pueden constituir los Gobiernos hispanoamericanos. Según ellos, los principios representativos, que tan feliz aplicación han tenido en los Estados Unidos, y que han hecho de los establecimientos ingleses una gran nación que aumenta diariamente en poder, en industria, en comercio y en población, no podían producir el mismo resultado en la América española. La situación de unos y otros pueblos al tiempo de adquirir su independencia era esencialmente distinta: los unos tenían las propiedades divididas, se puede decir, con igualdad, los otros veían la propiedad acumulada en pocas manos. Los unos estaban acostumbrados al ejercicio de grandes derechos políticos al paso que los otros no los habían gozado, ni aun tenían idea de su importancia. Los unos pudieron dar a los principios liberales tod
{"title":"Las repúblicas hispanoamericanas: autonomía cultural","authors":"Andrés Bello López","doi":"10.53689/ea.v1i1.145","DOIUrl":"https://doi.org/10.53689/ea.v1i1.145","url":null,"abstract":"El aspecto de un dilatado continente que aparecía en el mundo político, emancipado de sus antiguos dominadores, y agregando de un golpe nuevos miembros a la gran sociedad de las naciones, excitó a la vez el entusiasmo de los amantes de los principios, el temor de los enemigos de la libertad, que veían el carácter distintivo de las instituciones que América escogía, y la curiosidad de los hombres de Estado. Europa, recién convalecida del trastorno en que la revolución francesa puso a casi todas las monarquías, encontró en la revolución de América del Sur un espectáculo semejante al que poco antes de los tumultos de París había fijado sus ojos en la del Norte, pero más grandioso todavía, porque la emancipación de las colonias inglesas no fue sino el principio del gran poder que iba a elevarse de este lado de los mares, y la de las colonias españolas debe considerarse como su complemento. \u0000Un acontecimiento tan importante, y que fija una era tan marcada en la historia del mundo político, ocupó la atención de todos los Gabinetes y los cálculos de todos los pensadores. No ha faltado quien crea que un considerable número de naciones colocadas en un vasto continente, e identificadas en instituciones y en origen, y a excepción de los Estados Unidos, en costumbres y religión, formarán con el tiempo un cuerpo respetable, que equilibre la política europea y que, por el aumento de riqueza y de población y por todos los bienes sociales que deben gozar a la sombra de sus leyes, den también, con el ejemplo, distinto curso a los principios gubernativos del Antiguo Continente. Mas pocos han dejado de presagiar que, para llegar a este término lisonjero, teníamos que marchar por una senda erizada de espinas y regada de sangre; que nuestra inexperiencia en la ciencia de gobernar había de producir frecuentes oscilaciones en nuestros Estados; y que mientras la sucesión de generaciones no hiciese olvidar los vicios y resabios del coloniaje, no podríamos divisar los primeros rayos de prosperidad. \u0000Otros, por el contrario, nos han negado hasta la posibilidad de adquirir una existencia propia a la sombra de instituciones libres que han creído enteramente opuestas a todos los elementos que pueden constituir los Gobiernos hispanoamericanos. Según ellos, los principios representativos, que tan feliz aplicación han tenido en los Estados Unidos, y que han hecho de los establecimientos ingleses una gran nación que aumenta diariamente en poder, en industria, en comercio y en población, no podían producir el mismo resultado en la América española. La situación de unos y otros pueblos al tiempo de adquirir su independencia era esencialmente distinta: los unos tenían las propiedades divididas, se puede decir, con igualdad, los otros veían la propiedad acumulada en pocas manos. Los unos estaban acostumbrados al ejercicio de grandes derechos políticos al paso que los otros no los habían gozado, ni aun tenían idea de su importancia. Los unos pudieron dar a los principios liberales tod","PeriodicalId":40144,"journal":{"name":"Encrucijada Americana","volume":"11 1","pages":""},"PeriodicalIF":0.1,"publicationDate":"2019-11-27","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":null,"resultStr":null,"platform":"Semanticscholar","paperid":"89626789","PeriodicalName":null,"FirstCategoryId":null,"ListUrlMain":null,"RegionNum":0,"RegionCategory":"","ArticlePicture":[],"TitleCN":null,"AbstractTextCN":null,"PMCID":"","EPubDate":null,"PubModel":null,"JCR":null,"JCRName":null,"Score":null,"Total":0}
Pub Date : 2019-11-27DOI: 10.5354/0365-7779.1957.1901
Gabriela Mistral
¡América, América! ¡Todo por ella; porque nos vendrá de ella desdicha o bien! Somos aún México, Venezuela, Chile, el azteca-español, el quechuaespañol, el araucano-español; pero seremos mañana, cuando la desgracia nos haga crujir entre su dura quijada, un solo dolor y no más que un anhelo. Maestro: enseña en tu clase el sueño de Bolívar, el vidente primero. Clávalo en el alma de tus discípulos con agudo garfio de convencimiento. Divulga la América, su Bello, su Sarmiento, su Lastarria, su Martí. No seas un ebrio de Europa, un embriagado de lo lejano, por lejano extraño, y además caduco, de hermosa caduquez fatal. Describe tu América. Haz amar la luminosa meseta mexicana, la verde estepa de Venezuela, la negra selva austral. Dilo todo de tu América; di cómo se canta en la pampa argentina, cómo se arranca la perla en el Caribe, cómo se puebla de blancos la Patagonia. Periodista: Ten la justicia para tu América total. No desprestigies a Nicaragua, para exaltar a Cuba; ni a Cuba para exaltar la Argentina. Piensa en que llegará la hora en que seamos uno, y entonces tu siembra de desprecio o de sarcasmo te morderá en carne propia. Artista: Muestra en tu obra la capacidad de finura, la capacidad de sutileza, de exquisitez y hondura a la par, que tenemos. Exprime a tu Lugones, a tu Valencia, a tu Darío y a tu Nervo: Cree en nuestra sensibilidad que puede vibrar como la otra, manar como la otra la gota cristalina y breve de la obra perfecta. Industrial: Ayúdanos tú a vencer, o siquiera a detener la invasión que llaman inofensiva y que es fatal, de la América rubia que quiere vendérnoslo todo, poblarnos los campos y las ciudades de sus maquinarias, sus telas, hasta de lo que tenemos y no sabemos explotar. Instruye a tu obrero, instruye a tus químicos y a tus ingenieros. Industrial: tú deberías ser el jefe de esta cruzada que abandonas a los idealistas. ¿Odio al yankee? ¡No! Nos está venciendo, nos está arrollando por culpa nuestra, por nuestra languidez tórrida, por nuestro fatalismo indio. Nos está disgregando por obra de algunas de sus virtudes y de todos nuestros vicios raciales. ¿Por qué le odiaríamos? Que odiemos lo que en nosotros nos hace vulnerables a su clavo de acero y de oro: a su voluntad y a su opulencia. Dirijamos toda la actividad como una flecha hacia este futuro ineludible: la América Española una, unificada por dos cosas estupendas: la lengua que le dio Dios y el Dolor que da el Norte. Nosotros ensoberbecimos a ese Norte con nuestra inercia; nosotros estamos creando, con nuestra pereza, su opulencia; nosotros le estamos haciendo aparecer, con nuestros odios mezquinos, sereno y hasta justo. Discutimos incansablemente, mientras él hace, ejecuta; nos despedazamos, mientras él se oprime, como una carne joven, se hace duro y formidable, suelda de vínculos sus estados de mar a mar; hablamos, alegamos, mientras él siembra, funde, asierra, labra, multiplica, forja; crea con fuego, tierra, aire, agua; crea minuto a minuto, educa en su pr
{"title":"El grito","authors":"Gabriela Mistral","doi":"10.5354/0365-7779.1957.1901","DOIUrl":"https://doi.org/10.5354/0365-7779.1957.1901","url":null,"abstract":"¡América, América! ¡Todo por ella; porque nos vendrá de ella desdicha o bien! \u0000Somos aún México, Venezuela, Chile, el azteca-español, el quechuaespañol, el araucano-español; pero seremos mañana, cuando la desgracia nos haga crujir entre su dura quijada, un solo dolor y no más que un anhelo. \u0000Maestro: enseña en tu clase el sueño de Bolívar, el vidente primero. Clávalo en el alma de tus discípulos con agudo garfio de convencimiento. Divulga la América, su Bello, su Sarmiento, su Lastarria, su Martí. No seas un ebrio de Europa, un embriagado de lo lejano, por lejano extraño, y además caduco, de hermosa caduquez fatal. \u0000Describe tu América. Haz amar la luminosa meseta mexicana, la verde estepa de Venezuela, la negra selva austral. Dilo todo de tu América; di cómo se canta en la pampa argentina, cómo se arranca la perla en el Caribe, cómo se puebla de blancos la Patagonia. \u0000Periodista: Ten la justicia para tu América total. No desprestigies a Nicaragua, para exaltar a Cuba; ni a Cuba para exaltar la Argentina. Piensa en que llegará la hora en que seamos uno, y entonces tu siembra de desprecio o de sarcasmo te morderá en carne propia. \u0000Artista: Muestra en tu obra la capacidad de finura, la capacidad de sutileza, de exquisitez y hondura a la par, que tenemos. Exprime a tu Lugones, a tu Valencia, a tu Darío y a tu Nervo: Cree en nuestra sensibilidad que puede vibrar como la otra, manar como la otra la gota cristalina y breve de la obra perfecta. \u0000Industrial: Ayúdanos tú a vencer, o siquiera a detener la invasión que llaman inofensiva y que es fatal, de la América rubia que quiere vendérnoslo todo, poblarnos los campos y las ciudades de sus maquinarias, sus telas, hasta de lo que tenemos y no sabemos explotar. Instruye a tu obrero, instruye a tus químicos y a tus ingenieros. Industrial: tú deberías ser el jefe de esta cruzada que abandonas a los idealistas. \u0000¿Odio al yankee? ¡No! Nos está venciendo, nos está arrollando por culpa nuestra, por nuestra languidez tórrida, por nuestro fatalismo indio. Nos está disgregando por obra de algunas de sus virtudes y de todos nuestros vicios raciales. ¿Por qué le odiaríamos? Que odiemos lo que en nosotros nos hace vulnerables a su clavo de acero y de oro: a su voluntad y a su opulencia. \u0000Dirijamos toda la actividad como una flecha hacia este futuro ineludible: la América Española una, unificada por dos cosas estupendas: la lengua que le dio Dios y el Dolor que da el Norte. \u0000Nosotros ensoberbecimos a ese Norte con nuestra inercia; nosotros estamos creando, con nuestra pereza, su opulencia; nosotros le estamos haciendo aparecer, con nuestros odios mezquinos, sereno y hasta justo. \u0000Discutimos incansablemente, mientras él hace, ejecuta; nos despedazamos, mientras él se oprime, como una carne joven, se hace duro y formidable, suelda de vínculos sus estados de mar a mar; hablamos, alegamos, mientras él siembra, funde, asierra, labra, multiplica, forja; crea con fuego, tierra, aire, agua; crea minuto a minuto, educa en su pr","PeriodicalId":40144,"journal":{"name":"Encrucijada Americana","volume":"184 4 1","pages":""},"PeriodicalIF":0.1,"publicationDate":"2019-11-27","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":null,"resultStr":null,"platform":"Semanticscholar","paperid":"81047604","PeriodicalName":null,"FirstCategoryId":null,"ListUrlMain":null,"RegionNum":0,"RegionCategory":"","ArticlePicture":[],"TitleCN":null,"AbstractTextCN":null,"PMCID":"","EPubDate":null,"PubModel":null,"JCR":null,"JCRName":null,"Score":null,"Total":0}
Los pueblos de la América española se mueven, en una misma dirección. La solidaridad de sus destinos históricos no es una ilusión de la literatura americanista. Estos pueblos, realmente, no sólo son hermanos en la retórica sino también en la historia. Proceden de una matriz única. La conquista española, destruyendo las culturas y las agrupaciones autóctonas, uniformó la fisonomía étnica, política y moral de la América Hispana. Los métodos de colonización de los españoles solidarizaron la suerte de sus colonias. Los conquistadores impusieron a las poblaciones indígenas su religión y su feudalidad. La sangre española se mezcló con la sangre india. Se crearon, así, núcleos de población criolla, gérmenes de futuras nacionalidades. Luego, idénticas ideas y emociones agitaron a las colonias contra España. El proceso de formación de los pueblos indoespañoles tuvo, en suma, una trayectoria uniforme. La generación libertadora sintió intensamente la unidad sudamericana. Opuso a España un frente único continental. Sus caudillos obedecieron no un ideal nacionalista, sino un ideal americanista. Esta actitud correspondía a una necesidad histórica. Además, no podía haber nacionalismo donde no había aún nacionalidades. La revolución no era un movimiento de las poblaciones indígenas. Era un movimiento de las poblaciones criollas, en las cuales los reflejos de la Revolución Francesa habían generado un humor revolucionario. Mas las generaciones siguientes no continuaron por la misma vía. Emancipadas de España, las antiguas colonias quedaron bajo la presión de las necesidades de un trabajo de formación nacional. El ideal americanista, superior a la realidad contingente, fue abandonado. La revolución de la independencia había sido un gran acto romántico; sus conductores y animadores, hombres de excepción. El idealismo de esa gesta y de esos hombres había podido elevarse a una altura inasequible a gestas y hombres menos románticos. Pleitos absurdos y guerras criminales desgarraron la unidad de la América Indo-española. Acontecía, al mismo tiempo, que unos pueblos se desarrollaban con más seguridad y velocidad que otros. Los más próximos a Europa fueron fecundados por sus inmigraciones. Se beneficiaron de un mayor contacto con la civilización occidental. Los países hispano-americanos empezaron así a diferenciarse. Presentemente, mientras unas naciones han liquidado sus problemas elementales, otras no han progresado mucho en su solución. Mientras unas naciones han llegado a una regular organización democrática, en otras subsisten hasta ahora densos residuos de feudalidad. El proceso del desarrollo de todas las naciones sigue la misma dirección; pero en unas se cumple más rápidamente que en otras. Pero lo que separa y aísla a los países hispanoamericanos, no es esta diversidad de horario político. Es la imposibilidad de que entre naciones incompletamente formadas, entre naciones apenas bosquejadas en su mayoría, se concerte y articule un sistema o un conglomerado
{"title":"La unidad de la América indo-española","authors":"J. Mariátegui","doi":"10.53689/ea.v1i1.144","DOIUrl":"https://doi.org/10.53689/ea.v1i1.144","url":null,"abstract":"Los pueblos de la América española se mueven, en una misma dirección. La solidaridad de sus destinos históricos no es una ilusión de la literatura americanista. Estos pueblos, realmente, no sólo son hermanos en la retórica sino también en la historia. Proceden de una matriz única. La conquista española, destruyendo las culturas y las agrupaciones autóctonas, uniformó la fisonomía étnica, política y moral de la América Hispana. Los métodos de colonización de los españoles solidarizaron la suerte de sus colonias. Los conquistadores impusieron a las poblaciones indígenas su religión y su feudalidad. La sangre española se mezcló con la sangre india. Se crearon, así, núcleos de población criolla, gérmenes de futuras nacionalidades. Luego, idénticas ideas y emociones agitaron a las colonias contra España. El proceso de formación de los pueblos indoespañoles tuvo, en suma, una trayectoria uniforme. \u0000La generación libertadora sintió intensamente la unidad sudamericana. Opuso a España un frente único continental. Sus caudillos obedecieron no un ideal nacionalista, sino un ideal americanista. Esta actitud correspondía a una necesidad histórica. Además, no podía haber nacionalismo donde no había aún nacionalidades. La revolución no era un movimiento de las poblaciones indígenas. Era un movimiento de las poblaciones criollas, en las cuales los reflejos de la Revolución Francesa habían generado un humor revolucionario. \u0000 Mas las generaciones siguientes no continuaron por la misma vía. Emancipadas de España, las antiguas colonias quedaron bajo la presión de las necesidades de un trabajo de formación nacional. El ideal americanista, superior a la realidad contingente, fue abandonado. La revolución de la independencia había sido un gran acto romántico; sus conductores y animadores, hombres de excepción. El idealismo de esa gesta y de esos hombres había podido elevarse a una altura inasequible a gestas y hombres menos románticos. Pleitos absurdos y guerras criminales desgarraron la unidad de la América Indo-española. Acontecía, al mismo tiempo, que unos pueblos se desarrollaban con más seguridad y velocidad que otros. Los más próximos a Europa fueron fecundados por sus inmigraciones. Se beneficiaron de un mayor contacto con la civilización occidental. Los países hispano-americanos empezaron así a diferenciarse. \u0000Presentemente, mientras unas naciones han liquidado sus problemas elementales, otras no han progresado mucho en su solución. Mientras unas naciones han llegado a una regular organización democrática, en otras subsisten hasta ahora densos residuos de feudalidad. El proceso del desarrollo de todas las naciones sigue la misma dirección; pero en unas se cumple más rápidamente que en otras. \u0000 Pero lo que separa y aísla a los países hispanoamericanos, no es esta diversidad de horario político. Es la imposibilidad de que entre naciones incompletamente formadas, entre naciones apenas bosquejadas en su mayoría, se concerte y articule un sistema o un conglomerado","PeriodicalId":40144,"journal":{"name":"Encrucijada Americana","volume":"46 1","pages":""},"PeriodicalIF":0.1,"publicationDate":"2019-11-27","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":null,"resultStr":null,"platform":"Semanticscholar","paperid":"72763403","PeriodicalName":null,"FirstCategoryId":null,"ListUrlMain":null,"RegionNum":0,"RegionCategory":"","ArticlePicture":[],"TitleCN":null,"AbstractTextCN":null,"PMCID":"","EPubDate":null,"PubModel":null,"JCR":null,"JCRName":null,"Score":null,"Total":0}
Años ha que los amantes de la civilización americana deseaban la publicación de una obra periódica, que defendiese con el interés de causa propia la de la independencia y libertad de los nuevos estados erigidos en aquel Nuevo Mundo sobre las ruinas de la dominación española: de una obra que, fuera de tratar los asuntos literarios más a propósito para despertar la atención de los americanos, concediese un lugar preferente a su geografía, población, historia, agricultura, comercio y leyes; extrañando lo mejor que en estos ramos diesen a luz los escritores nacionales y extranjeros, y recogiendo también documentos inéditos. ¿Cuántos de éstos, por la falta de proporciones para publicarlos en América, yacen sepultados en las arcas de los curiosos? ¿Cuántos perecen en manos de la ignorancia y la desidia, defraudando a la patria de noticias útiles, y a sus autores de la alabanza y gratitud públicas? Una obra como la que hemos indicado, al paso que conservase estas producciones interesantes, contribuiría probablemente a multiplicarlas; y cuando no se esperase recoger de ella otro fruto, creemos que éste solo debería recomendarla a todo americano ilustrado, que amase la gloria y el adelantamiento de su patria. En el estado presente de América y Europa, Londres es acaso el lugar más adecuado para la publicación de esta obra periódica. Sus relaciones comerciales con los pueblos trasatlánticos le hacen en cierto modo el centro de todos ellos; y los auxilios que la circulación industrial suministra a la circulación literaria son demasiado obvios para que sea necesario enumerarlos. Pero Londres no es solamente la metrópoli del comercio: en ninguna parte del globo son tan activas como en la Gran Bretaña las causas que vivifican y fecundan el espíritu humano; en ninguna parte es más audaz la investigación, más libre el vuelo del ingenio, más profundas la especulaciones científicas, más animosas las tentativas de las artes. Rica en sí misma, reúne las riquezas de sus vecinos; y si en algún ramo de las ciencias naturales les cede la palma de la invención o de la perfección, hace a todos ellos incomparable ventaja en el cultivo de los conocimientos más esencialmente útiles al hombre, y que más importa propagar en América. Dudamos también que una obra de esta especie pudiese darse a luz con igual libertad en ninguna otra parte de Europa; y el estado del arte tipográfico en América haría sumamente difícil la impresión de un periódico de tanta extensión como la que requieren los objetos arriba indicados. Tales fueron las consideraciones que tuvimos presentes para la publicación de la Biblioteca Americana, que empezó a salir en Londres el año de 1823. No se nos ocultaba la debilidad de nuestras fuerzas para llevar a cabo tamaña empresa; pero creíamos que en abrir solamente el camino hacíamos ya un servicio importante a nuestros compatriotas; y nos lisonjeábamos de que, reconocida la utilidad de la obra, y lo difícil del acierto, se nos auxiliaría con luces y noticias
{"title":"El repertorio americano","authors":"Andrés Bello López, Juan García del Río","doi":"10.53689/ea.v1i1.141","DOIUrl":"https://doi.org/10.53689/ea.v1i1.141","url":null,"abstract":"Años ha que los amantes de la civilización americana deseaban la publicación de una obra periódica, que defendiese con el interés de causa propia la de la independencia y libertad de los nuevos estados erigidos en aquel Nuevo Mundo sobre las ruinas de la dominación española: de una obra que, fuera de tratar los asuntos literarios más a propósito para despertar la atención de los americanos, concediese un lugar preferente a su geografía, población, historia, agricultura, comercio y leyes; extrañando lo mejor que en estos ramos diesen a luz los escritores nacionales y extranjeros, y recogiendo también documentos inéditos. ¿Cuántos de éstos, por la falta de proporciones para publicarlos en América, yacen sepultados en las arcas de los curiosos? ¿Cuántos perecen en manos de la ignorancia y la desidia, defraudando a la patria de noticias útiles, y a sus autores de la alabanza y gratitud públicas? Una obra como la que hemos indicado, al paso que conservase estas producciones interesantes, contribuiría probablemente a multiplicarlas; y cuando no se esperase recoger de ella otro fruto, creemos que éste solo debería recomendarla a todo americano ilustrado, que amase la gloria y el adelantamiento de su patria. \u0000En el estado presente de América y Europa, Londres es acaso el lugar más adecuado para la publicación de esta obra periódica. Sus relaciones comerciales con los pueblos trasatlánticos le hacen en cierto modo el centro de todos ellos; y los auxilios que la circulación industrial suministra a la circulación literaria son demasiado obvios para que sea necesario enumerarlos. Pero Londres no es solamente la metrópoli del comercio: en ninguna parte del globo son tan activas como en la Gran Bretaña las causas que vivifican y fecundan el espíritu humano; en ninguna parte es más audaz la investigación, más libre el vuelo del ingenio, más profundas la especulaciones científicas, más animosas las tentativas de las artes. Rica en sí misma, reúne las riquezas de sus vecinos; y si en algún ramo de las ciencias naturales les cede la palma de la invención o de la perfección, hace a todos ellos incomparable ventaja en el cultivo de los conocimientos más esencialmente útiles al hombre, y que más importa propagar en América. \u0000Dudamos también que una obra de esta especie pudiese darse a luz con igual libertad en ninguna otra parte de Europa; y el estado del arte tipográfico en América haría sumamente difícil la impresión de un periódico de tanta extensión como la que requieren los objetos arriba indicados. \u0000Tales fueron las consideraciones que tuvimos presentes para la publicación de la Biblioteca Americana, que empezó a salir en Londres el año de 1823. No se nos ocultaba la debilidad de nuestras fuerzas para llevar a cabo tamaña empresa; pero creíamos que en abrir solamente el camino hacíamos ya un servicio importante a nuestros compatriotas; y nos lisonjeábamos de que, reconocida la utilidad de la obra, y lo difícil del acierto, se nos auxiliaría con luces y noticias","PeriodicalId":40144,"journal":{"name":"Encrucijada Americana","volume":"5 1","pages":""},"PeriodicalIF":0.1,"publicationDate":"2019-11-26","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":null,"resultStr":null,"platform":"Semanticscholar","paperid":"74392916","PeriodicalName":null,"FirstCategoryId":null,"ListUrlMain":null,"RegionNum":0,"RegionCategory":"","ArticlePicture":[],"TitleCN":null,"AbstractTextCN":null,"PMCID":"","EPubDate":null,"PubModel":null,"JCR":null,"JCRName":null,"Score":null,"Total":0}
Este artículo analiza los cambios que durante las últimas dos décadas ha experimentado el orden internacional, en particular desde el punto de vista de la distribución del poder. Asimismo, se reflexiona sobre cómo estos fenómenos han afectado las relaciones de América Latina con los Estados Unidos y el resto del globo, poniendo especial énfasis en el caso de Brasil. Para el análisis se han utilizado especialmente los conceptos teóricos de equilibrio de poder y orden internacional multipolar, por tanto, una revisión de ellos forma parte de este trabajo.
{"title":"Orden multipolar en el siglo XXI: efectos globales y regionales","authors":"Alex Schnake Gálvez","doi":"10.53689/ea.v4i1.105","DOIUrl":"https://doi.org/10.53689/ea.v4i1.105","url":null,"abstract":"Este artículo analiza los cambios que durante las últimas dos décadas ha experimentado el orden internacional, en particular desde el punto de vista de la distribución del poder. Asimismo, se reflexiona sobre cómo estos fenómenos han afectado las relaciones de América Latina con los Estados Unidos y el resto del globo, poniendo especial énfasis en el caso de Brasil. Para el análisis se han utilizado especialmente los conceptos teóricos de equilibrio de poder y orden internacional multipolar, por tanto, una revisión de ellos forma parte de este trabajo.","PeriodicalId":40144,"journal":{"name":"Encrucijada Americana","volume":"7 1","pages":""},"PeriodicalIF":0.1,"publicationDate":"2019-10-30","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":null,"resultStr":null,"platform":"Semanticscholar","paperid":"86969742","PeriodicalName":null,"FirstCategoryId":null,"ListUrlMain":null,"RegionNum":0,"RegionCategory":"","ArticlePicture":[],"TitleCN":null,"AbstractTextCN":null,"PMCID":"","EPubDate":null,"PubModel":null,"JCR":null,"JCRName":null,"Score":null,"Total":0}
Marion Andreé Jiménez Sandoval, J. G. González González
Los periódicos se han presentado como actores discursivos que influyen en la sociedad, conformando una opinión y un espacio público donde se representan diversos sujetos y colectividades. Esta investigación se centra en analizar las semejanzas y diferencias discursivas de la prensa sobre los aymaras en Chile y Bolivia durante el período 2014-2015. Para alcanzar este cometido, seleccionamos los periódicos “La Estrella de Arica” y “La Estrella de Iquique” de Chile y “La Razón” de Bolivia. Se sostiene como primera hipótesis que existen semejanzas y diferencias en los discursos de ambos conjuntos de periódicos, en el terreno de representar a los aymaras como parte de la colectividad nacional. Una segunda hipótesis sostiene que las diferencias discursivas se aprecian en las particularidades simbólicas del contexto político de cada país. En este sentido, la prensa del norte de Chile representa a los aymaras como parte de la identidad regional, mientras el periódico paceño los simboliza desde el reconocimiento de su condición como pueblo indígena. En el terreno del análisis, el estudio se vale tanto del análisis estructural de contenido, como del marco teórico del texto ligado al maridaje conceptual “episteme-discurso-opinión”.
{"title":"¿Etnia o nación? Los aymaras desde la opinión de la prensa de Chile y Bolivia.","authors":"Marion Andreé Jiménez Sandoval, J. G. González González","doi":"10.53689/ea.v11i1.36","DOIUrl":"https://doi.org/10.53689/ea.v11i1.36","url":null,"abstract":"Los periódicos se han presentado como actores discursivos que influyen en la sociedad, conformando una opinión y un espacio público donde se representan diversos sujetos y colectividades. Esta investigación se centra en analizar las semejanzas y diferencias discursivas de la prensa sobre los aymaras en Chile y Bolivia durante el período 2014-2015. Para alcanzar este cometido, seleccionamos los periódicos “La Estrella de Arica” y “La Estrella de Iquique” de Chile y “La Razón” de Bolivia. Se sostiene como primera hipótesis que existen semejanzas y diferencias en los discursos de ambos conjuntos de periódicos, en el terreno de representar a los aymaras como parte de la colectividad nacional. Una segunda hipótesis sostiene que las diferencias discursivas se aprecian en las particularidades simbólicas del contexto político de cada país. En este sentido, la prensa del norte de Chile representa a los aymaras como parte de la identidad regional, mientras el periódico paceño los simboliza desde el reconocimiento de su condición como pueblo indígena. En el terreno del análisis, el estudio se vale tanto del análisis estructural de contenido, como del marco teórico del texto ligado al maridaje conceptual “episteme-discurso-opinión”.","PeriodicalId":40144,"journal":{"name":"Encrucijada Americana","volume":"91 1","pages":""},"PeriodicalIF":0.1,"publicationDate":"2019-10-12","publicationTypes":"Journal Article","fieldsOfStudy":null,"isOpenAccess":false,"openAccessPdf":"","citationCount":null,"resultStr":null,"platform":"Semanticscholar","paperid":"85851601","PeriodicalName":null,"FirstCategoryId":null,"ListUrlMain":null,"RegionNum":0,"RegionCategory":"","ArticlePicture":[],"TitleCN":null,"AbstractTextCN":null,"PMCID":"","EPubDate":null,"PubModel":null,"JCR":null,"JCRName":null,"Score":null,"Total":0}