El análisis del líquido articular es una etapa clave del diagnóstico en reumatología. El recuento celular debe efectuarse poco después de la punción y permite orientar el diagnóstico hacia un reumatismo inflamatorio cuando la celularidad supera los 2.000 elementos/mm3 o hacia un trastorno mecánico cuando es inferior a 1.000 elementos/mm3. El análisis bacteriológico debe efectuarse con urgencia, antes de cualquier antibioticoterapia, si se sospecha una artritis séptica. La identificación del germen mediante examen directo o cultivo permite un diagnóstico definitivo de artritis infecciosa y orienta el tratamiento antibiótico. La búsqueda de microcristales es un procedimiento rápido y barato del diagnóstico de artritis por microcristales. El examen debe hacerse en líquido fresco, entre portaobjetos y cubreobjetos, con un microscopio óptico simple y, a continuación, luz polarizada. Equipar el microscopio con un compensador y una platina giratoria permite una identificación más fiable de los uratos de sodio, que tienen birrefringencia negativa, y los pirofosfatos de calcio dihidratados, que tienen birrefringencia positiva. También pueden identificarse otros cristales (colesterol, oxalato, cortisona, etc.). Hay que evitar posibles artefactos, en particular la presencia de cristales de anticoagulantes, lo que lleva a obtener el líquido con algunas gotas de heparinato de sodio o de citrato.
Las fracturas, esguinces y luxaciones de los dedos de la mano son traumatismos muy frecuentes con mecanismos variados. Su manejo se basa a menudo en un tratamiento ortopédico o funcional que debe realizarse y seguirse de forma adecuada. Las maniobras de reducción, la osteosíntesis o las suturas ligamentarias deben dominarse con sus especificidades. A pesar de la aparente benignidad de estas lesiones, el diagnóstico, el tratamiento y el seguimiento deben ser rigurosos para evitar las complicaciones de tipo rigidez, inestabilidad o callo vicioso causante de clinodactilia y de trastornos de rotación. Estas complicaciones pueden tener consecuencias funcionales y profesionales importantes, con cirugías secundarias a menudo difíciles con resultados imperfectos. En este artículo se abordan todas estas patologías con un objetivo diagnóstico y terapéutico.
La luxación congénita de cadera (LCC) es un conjunto de anomalías del desarrollo de la cadera de origen congénito. Debido a su frecuencia, a la existencia de tratamientos eficaces si se aplican precozmente y a la mala tolerancia funcional a medio y largo plazo si no se realiza un tratamiento adecuado, es indispensable llevar a cabo una detección sistemática de la LCC lo antes posible. En este artículo de actualización, se presenta en primer lugar una reseña de la embriología de la cadera y de la anatomía normal al nacer y durante el desarrollo. A continuación, se describen los diferentes factores etiológicos y la historia natural de la LCC. La exploración física se detalla de forma exhaustiva, pues la detección sistemática se basa esencialmente en ésta y no se limita al clásico signo del resalto. Después, se detallan las modalidades de pruebas complementarias, consistentes esencialmente en la ecografía y la radiología. Estas pruebas de imagen que pueden ayudar al diagnóstico forman parte integral de la estrategia de detección sistemática. Las modalidades terapéuticas se basan en un principio simple, que es el de la postura de recentrado en abducción y rotación interna. Este principio permite explicar los diferentes métodos de tratamiento ortopédico, tanto ambulatorios (colocación de pañal de abducción o arnés de Pavlik), como en hospitalización (tracción progresiva) o quirúrgicos. Las indicaciones terapéuticas deben adaptarse tanto en función de la edad del niño como de los hallazgos clínicos y en las pruebas complementarias de las anomalías. El tratamiento de la LCC se asocia a complicaciones, que se describirán en conjunto, insistiendo más particularmente en la osteocondritis posreduccional.
El escafoides es el hueso del carpo que presenta la mayor incidencia de fracturas y de seudoartrosis debido a su topografía, su vascularización, sus particularidades biomecánicas y su relación con las articulaciones radiocarpiana y mediocarpiana. Ante un traumatismo de la muñeca, se necesita una exploración física y pruebas complementarias para confirmar el carácter reciente de una fractura, para apreciar su desplazamiento y para identificar un retraso o ausencia de consolidación (seudoartrosis), una necrosis avascular y posibles complicaciones degenerativas. La principal complicación de estas fracturas es la seudoartrosis, que evoluciona a medio o largo plazo hacia una artrosis si no se realiza un tratamiento. La necesidad de lograr una buena reducción articular y las dificultades de consolidación ósea del escafoides explican la importancia del tratamiento quirúrgico en el tratamiento de estas fracturas. Sin embargo, el tratamiento ortopédico conserva todo su interés en las fracturas no desplazadas, debido a su sencillez y fiabilidad, a la vez que limita el riesgo de complicaciones. El abandono completo del tabaco debe asociarse a cualquier tratamiento de las fracturas y seudoartrosis del escafoides, porque sigue siendo el principal factor pronóstico modificable de la consolidación ósea.